28 de julio de 2013

James

Y cuando abrió la puerta, se encontró de bruces con el cadáver de su padre y a James sentado al lado completamente lleno de sangre

- ¿Pero que has hecho? - apenas lo balbuceo, sin apartar los ojos del cadáver de su padre, aun paralizada, mas por la incomprensión que por miedo

- Ya lo ves, he matado a tu padre

- ¿Pero porque ? - sus ojos que comenzaban a asimilar la situación dejaron escapar las primeras lagrimas, mientras su ceño comenzaba a fruncirse por rabia

James se levanto de golpe y casi al instante estaba sobre ella, agarrándole los brazos con sus manos cubiertas de sangre

- ¡¿QUE SIENTES?! - gritó

- Me siento triste - susurro

James la zarandeo mientras gritaba

- ¡¿QUE SIENTES POR MI?!

Ella seguía sin apartar la mirada del cuerpo sin vida de su padre, mientras James seguía zarandeándola y preguntándole una y otra vez que sentía por él y casi como un acto reflejo contestó mientras empezaba a golpearle el pecho

- ¡TE ODIO TE ODIO TE ODIO TE ODIO!

- ¿Lo ves? Solo quería que sintieras algo por mi

22 de julio de 2013

Narración "il Piu Bello"

http://www.youtube.com/watch?v=WTFbpecWg_I

Es solo parte de una prueba para ofrecer los relatos de otra forma distinta, las siguientes vendrán mas pulidas y con mas detalles, realizada por @elseclemens   youtube - > /elsefirot5

21 de julio de 2013

il Piu Bello


¿Qué tenia esa chica de especial? Nada, solo otra chica asesinada y abandonada en un callejón, como todas las demás chicas asesinadas y abandonadas que añadía a una larga lista, como cada botella vacía que añadía a cualquier rincón de mi salón cada noche, ella no era nadie en especial, la había conocido muerta, ingreso cadáver en mi vida, pero más allá de ser solo un ser inerte, se había convertido en una excusa, un pase vip al asesinato, una entrada libre al desenfreno que llevaba esperando, la excusa barata para matar a Gianchello.

Gianchello, un italiano, como tantos, solo que este siguiendo con el tópico del cine y novelas negras es hijo de alguien cuyo nombre sonaba más bien al sonido que obtienes al intentar escupir una flema, supo labrarse una fortuna por el mal camino y sus hijos han continuado con el negocio familiar, extorsión, asesinatos por encargos, robos, blanqueo de dinero, palizas, y todo al mejor postor, como en un buffet libre donde la comida esta envenenada, así era tratar con Gianchello, podría ayudarte, pero a la larga terminaba matándote.

Hacia frio esa noche, pero ya me había encargado de calentarme antes de salir y de dejar un nuevo adorno sobre la mesita del salón, a cada paso sentía como mis zapatos se hundían en la fina capa de nieve que recubría el asfalto, como una sabana perfectamente alineada en una cama de hotel, durante un instante me transporte a una playa, con mis pies hundiéndose en la arena y Melisa en el agua llamándome para que la acompañara, pero, como un tiro por la espalda, una ráfaga de viento sin compasión, me saco esa idea de la cabeza y me volvió a depositar sobre la fría nieve.

il Piu Bello, era el nombre de uno de los clubs de Gianchello, al menos de su favorito, sabía que estaba allí y era una idea estúpida, pero a falta de otras ideas mejores, me quede con la estúpida, las luces del Piu Bello destacaban sobre la corteza gris de edificios, como una mancha de sangre destaca sobre una camisa blanca, me detuve delante de la puerta, aspire profundamente y deje que el aire entrara hasta el fondo de mis entrañas, esperando tal vez que me congelase y de esa manera me detuviera de hacer lo que estaba a punto de hacer.

Era tarde y ya no quedaba nadie en el pub, solo el barman, que limpiaba la barra, como si fuera capaz de arrancar de esa barra toda la decadencia y depravación que la impregnaba, también estaba Francarlo, uno de los matones de confianza de Gianchello y por supuesto, Gianchello, sentado en un cubículo con las dos putitas que habría elegido esa noche, al verme no se sobresaltó, no tenía motivos, la policía para Giachello solo era un supermercado, donde podía caminar a sus anchas, elegir el producto, echarlo al carro y pagarlo con una sonrisa en la cara, lastima para él, esa noche estaba sin stock.

Me invito a sentarme con él, me preguntó si podía invitarme a una copa, en otro momento, en otra época, bien se que la habría aceptado, pero ese bastardo se había escapado muchas veces solo por saber a qué dirección tenía que mandar un sobre lleno de billetes o lleno de dedos, el fin era el mismo, lo que variaban eran los métodos, pero nadie puede negociar con las balas, saque mis dos berettas, la expresión de su cara, una mezcla de sorpresa y rabia, no hubo mejor regalo de navidad que la expresión de su cara, al instante todo estaba hecho, mientras que con una disparaba a Francarlo, tan grande como estúpido se desplomo como un muñeco de trapo a medio coser, con mi otra arma, le estaba practicando una operación de cirugía estética barata a Gianchello en mitad de su cara, las dos chicas salieron corriendo y gritando, mire al barman, no sabía hasta que punto era fiel a Gianchello, solo se limito a preguntarme que iba a tomar, Gianchello no estaba rodeado de amigos precisamente, solo apariencias, esa noche la ciudad se convirtió en un lugar más seguro.

Salí del Piu Bello igual de vacío que entre, sabía que volvería a mi casa a acostarme con una escocesa de cuarenta grados, ya se habían encargado de que nadie me esperase a mi regreso, pero una parte de mi sabia que al menos esa noche, no habría dos chicas asesinadas y abandonadas en un callejón. 

14 de julio de 2013

Pizza y Tarantino


- ¿De que la pedimos?

- No sé, a mi me da igual, lo que tú quieras cariño

- No, no, no, no, no volveré a caer en eso, la última vez pedí lo que quise y estuviste todo el rato quejándote

- Ya, pero es que tienes un gusto un tanto peculiar

- Me gustan las cosas fuertes, por eso estoy contigo

- Calla idiota, mira, pide para mí una de esas que tienen piña

- ¿Hawaiana?

- Si, esa y pídete otra para ti de lo que quieras

- Está bien, déjame tu móvil

- Mientras llamas buscare una película para ver mientras cenamos

- Tu gusto en ese campo sí que me da miedo

- Calla idiota

Poco después de que él pidiera la pizza, se acercó a ella por la espalda

- ¿Qué? ¿Has encontrado algo que ver?

- Si, Django

- Estas emperrada en que vea esa película, sabes que detesto a Tarantino

- Si ya lo sé, porque es una mala copia de tus directores orientales y bla bla bla

- No te burles, es así  solo es un aprovechado que hizo una buena película, Tarantino es al cine lo que call of duty a los juegos o Santana a la música, hicieron algo bueno y a vivir del nombre

- Pero sé que te va a gustar

- Va, lo intentare, total

- El repartidor, llego unos veinticinco o veintiséis minutos después de que empezaran a ver la película, un instante de salvación del infierno tarantinesco

- Vale, aquí tienes tu insípida pizza con piña y esta es mi maravillosa y picante pizza con toda la carne y condimentos que tenían en la pizzería

No tardaron demasiado en terminar de comer, ella solía dejar los bordes de la pizza, él no entendía eso, casi se podía decir que era la parte que más le gustaba, a pesar de ser la que menos sabor tenia, pero esa esponjosidad que encontraba en los bordes, no la encontraba en el resto de la pizza, a no ser que los bordes estuviesen crujientes, aun así, también le encantaban

- Bueno, ya recogeremos cuando acabe la película

- Tranquila ya lo hago yo

- Él, recogió las servilletas de la mesa y las metió dentro de una de las cajas de pizza, puso una caja sobre la otra, las sostuvo entre sus manos, y de repente ambas cajas desaparecieron

- ¿Dónde las has mandado esta vez?

Pues no estoy muy seguro, al oeste, posiblemente al pacifico

- No me gusta que tires basura al mar, por cierto ¿Dónde está mi móvil?

En ese mismo instante, dos cajas de pizza, aparecieron a unos 60 metros sobre el océano pacifico, no muy lejos de las costas del Caribe, nadie pudo verlas, nadie pudo saber que aparecieron de repente allí en lugar de ser arrastradas por la marea, a excepción de un gran blanco que en ese momento se encontraba bastante cerca de la superficie, obviamente no sabía muy bien que eran esas cosas que flotaban allí arriba, pero tampoco le importo mucho su ignorancia a la hora de comérselas, unos minutos más tarde, el gran blanco pudo sentir una vibración que provenía de su estomago (eso habría pensado de ser consciente de poseer un órgano llamado estomago) y un ligero sonido ahogado, que se podía oír mejor si alguien hubiera sido tan valiente como para poner su oído cerca de las branquias del escualo, en ese mismo instante, a más de seis mil kilómetros, había un chico llamando al móvil de su chica para intentar encontrarlo por el sonido.

7 de julio de 2013

¿Tiempo?


Te sientas en el sillón y mientras clavas tus codos sobre tus rodillas me dices que quieres tiempo, más tiempo, como si me sobrara, como si no tuviera algo mejor que hacer, que seguir esperando a que me mires.
Y yo pienso, ¿quieres tiempo?, pues siéntate tu a esperar, no recuerdo ni la última vez que sangre por algo, es como si hiciera años que no diera señales de seguir vivo, pero quieres tiempo y yo quiero que esto duela, que mañana estés detrás mía y sea poco más que un mal sueño, pero no, quiero que recuerdes, quiero que añores, que el tiempo pase y te arrepientas, que todas las caricias fueron vacías y todas las risas ahogadas, que nunca tuve la camisa manchada de tu carmín, que nunca me acosté oliendo a ti.