24 de noviembre de 2013

Taza de café


Siéntate tranquilo, si, siéntate tranquilo a tomarte un café en tu balcón, mira a las demás personitas allá abajo en la calle, pululando sin sentido de un lado a otro, siéntete poderoso, piensa que puedes escaldar a cualquiera de ellos tirándole el café encima, solo tienes que asegurarte que nadie te este mirando y hacerlo, es facil, levántate, extiende tu brazo con el café y gira la taza, estas deseando, pero no, no lo haces, en su lugar sigues bebiendo tu café en tu balcón mientras ves a las personitas allí abajo pululando sin sentido de un lado a otro, hoy otra vez mas, casi estuviste a punto de ser alguien.

Mañana será otro día al fin y al cabo, te levantaras, iras al baño y te miraras al espejo mientras te embadurnas la cara de crema de afeitar, de forma automática, casi como un autómata programado, entraras a la ducha y saldrás rápido para poder desayunar un zumo con sabor sintético y aderézalo con una tostada medio quemada que te deje un regusto a ceniza en el paladar, baja rápido a la calle y no pierdas tiempo en coger tu coche, así serás una más de esas personitas que van pululando de aquí para allá sin sentido y lo notarás, lo notarás sin duda cuando a un par de calles de llegar a tu trabajo alguien te escalde tirándote su café hirviendo desde su balcón.

17 de noviembre de 2013

Rien (3/-)


- ¿Esta listo?

- Falta su aprobación

El hombre se giro hacia la puerta y la abrió, accedió a la sala, era una habitación blanca, completamente y en todas las definiciones de la palabra blanco, casi costaba distinguir donde había una pared y donde no, el chico estaba sentado en el suelo, jugando con bloques de construcción, delante de él tenía una reproducción bastante fiel del arco del triunfo francés, tal vez fruto de la casualidad, tal vez no, el hombre camino hasta la distancia que considero seguro e hinco la rodilla izquierda en el suelo, prefería eso a sentarse, apoyo su mano derecha en su rodilla derecha y llevo la mano izquierda a su espalda para tener agarrado el taser que llevaba pillado en el pantalón.

Con una seguridad que pensaba haber perdido al cruzar la puerta de la habitación, dijo.

- Hola chico

El chico tendría unos cinco años, seguía moviendo los bloques y apilándolos uno encima de otros, ni siquiera levantó la mirada para contestar

- Hola – de una forma tan vacía que casi parecía que ni había usado su lengua para emitir sonido alguno-
Veo que te gustan los bloques, sabes, me alegra eso, esta gente que te cuida no quería darte los bloques pero, ¿sabes qué? Peleé muy duro con ellos para que te los dejaran, pensé que divertirías, de todas formas si quieres algo mas solo tienes que pedírmelo y me encargara personalmente de que te lo traigan, no queremos que te aburras mientras estés aquí

- Papá – de nuevo sin levantar la mirada, esta vez el hombre sí que pudo ver como el chico movía los labios, pero eso no evito que un escalofrió comenzara a correrle por la espalda subiendo hasta su cuello y que su mano izquierda apretara con más firmeza el taser

- ¿Eres mi papá?

El escalofrió volvió a recorrerle la espalda pero esta vez en sentido inverso, hacia el taser, una pregunta estúpida se materializo en su mente ¿lo sabrá?

- No, chico, no soy tu padre

- ¿Dónde está mi papa?

El hombre lanzó una mirada de duda hacia una de las esquinas de la habitación donde sabía que había una cámara la cual no se podía ver a simple vista, el chico levantó la cabeza por primera vez y lo miro directamente a los ojos, hasta el escalofrió de la espalda del hombre se heló y tiro del taser hasta sacarlo de su pantalón pero aun lo mantenía en su espalda.

- Tu papá esta de camino, llegará en unos días y mientras nos ha pedido que nos hagamos cargo de ti, por eso estoy aquí, para saber que necesitas.

El chico volvió a bajar la cabeza y a centrarse en sus bloques

- Vale, quiero helado

La tensión del hombre se desplomo como un borracho sobre su cama al llegar a casa después de una noche de bares

- Claro, ¿de qué sabor?

- Vainilla

El hombre se levantó sin decir nada más y se giro ocultando el taser de su mano izquierda con su cuerpo, salió de la habitación lo más rápido que pudo, la chica que había hablado con él antes de entrar seguía allí esperando.

- ¿Entonces como lo ve?

- Cree que su padre sigue vivo, debemos comprobar si conserva noción del tiempo, en caso afirmativo debemos hacer que la pierda o será incontrolable, en caso negativo eso significaría que ya está listo, mientras tanto, denle todo lo que pida, vaya a buscar un maldito helado de vainilla

10 de noviembre de 2013

El Comerciante De Ideas - "Comprobación"


Varios gritos, un ataque de ansiedad y un par de llamadas por parte de los vecinos después, la habitación del señor Turner estaba llena de policías, dos hombres miraban el acuario desde el otro lado de la cama, una chica se afanaba por sacar fotos al máximo de detalles que pudiera del cuerpo, el cual ya habían sacado del acuario para evitar que las pirañas devorasen posibles pruebas, otro estaba de rodillas recogiendo muestras la pierna sobre la moqueta, fuera de la habitación en el salón, un psicólogo y una chica policía hablaban con Evelyn que no dejaba de repetir que solo le había subido el desayuno y lo había encontrado así  aunque dentro de ella crecía la ferviente preocupación sobre su más que perdido puesto de trabajo ya que no pensaba seguir al señor Turner donde quiera que estuviese para encargarse de sus tareas, volviendo a la habitación del señor Turner, uno de los hombres que miraban desde el otro lado de la cama buscaba sus cigarrillos en su chaqueta.

- ¿Y quién es el infeliz? – Dijo cuando por fin encontró los cigarrillos—

- William Fray Turner, hijo de William Turner Sénior, el dueño de Anfrocaps, una compañía dedicada a la exportación e importación, murió hace un año, su hijo habia heredado todo su imperio

Su interlocutor ahora se afanaba en buscar su encendedor, parecía que su chaqueta hubiera cobrado vida y se hubiese propuesto mejorar su salud evitando que fumase

- ¿Algún otro heredero enfadado?

- Fue lo primero que pensé, el camino lógico, pero no, era hijo único, su madre también murió hace años y aunque estuvo muy desligado de la empresa de su padre y heredarla le vino por sorpresa no puedo decir que tenga constancia de alguien que quisiera quitarlo de en medio, en todo caso serian varias personas.
Por fin encontró el mechero e intentaba encender el cigarro

- ¿Gente de su empresa? ¿Subdirectores?

- Digamos que si, ahora la empresa esta a manos de la cúpula directiva hasta que elijan un nuevo director

El hombre seguía luchando con el encendedor

- ¿Aun asi? ¿Por qué complicarse tanto? La cerradura de la puerta no está forzada, es decir, ¿consigues entrar aquí sin que te descubran y metes al tío al que quieres matar en un puto acuario de pirañas?

- Bueno, aun no sabemos si no estaba muerto antes de que lo metieran ahí, aunque el sentido común me dice que al menos estaría sin sentido, un hombre consciente habría luchado por evitarlo y si te fijas, la habitación salvando las distancias, esta impoluta

- Esto ya lo he visto –dijo una voz detrás de ellos dos—

Ambos se giraron, aunque uno de ellos visiblemente más frustrado que el otro por sus inútiles intentos por fumar, la chica policía que había estado encargándose de Evelyn estaba en la habitación, había subido para ver si podía ayudar y también movida por una curiosidad algo morbosa.

- ¿A qué se refiere usted? –Dijo el frustrado fumador—

- A que ya he visto esto, es decir, los chicos abajo decían que habían encontrado el cuerpo dentro del acuario y esa imagen en mi cabeza haba estado dando vueltas hasta que por fin he conseguido acordarme

El otro hombre se había percatado de los intentos de encender el cigarrillo de su compañero y le brindaba el suyo mientras seguía mirando a la chica y preguntaba.

- ¿Y sería tan amable de explicarnos la conclusión a la que haya llegado?

- Bueno, a ver, la semana pasada fui a una exposición de arte, era  de un pintor que esta destacando últimamente, Frece Fraint se llama, la exposición eran básicamente pinturas con asesinatos o suicidios, todo muy macabro, pero una de las pinturas, la que mas destacaba, por su tamaño, era enorme y básicamente tenias que pasar a una habitación donde solo estaba esta pintura y se veía esto, un hombre metido dentro de un acuario, una pierna en el suelo, es, es decir ¿es demasiada casualidad, no creéis?

- Si, demasiada ¿la exposición sigue en la ciudad?, de ser asi deberíamos ir a hablar con ese tal Frece, no sé qué relación podría tener con Turner pero yo al menos no creo en las visiones de futuro

3 de noviembre de 2013

El Comerciante De Ideas - "Aplicación"


Evelyn rozaba casi los cincuenta años, toda su vida la había vivido para otros, empezó viviéndola para su madre, poco después comenzó a cuidar a los niños de su calle, pero eso no era suficiente para conseguir el dinero necesario para salir de su ciudad, así que apenas había cumplido quince años cuando vendió su cuerpo por primera vez, lo cual aparte de una infección vaginal también terminó dándole una hija, con el tiempo pudo dejar la prostitución y mudarse a otra ciudad, donde si bien su vida no mejoro de manera notoria, al menos no tenia que preocuparse de que le clavaran algo, de la índole que fuera, en cualquier esquina, asi que siguiendo la estela de toda su vida, siguió viviendo para los demás y consiguió un empleo de asistenta, lo cual le daba el dinero suficiente para vivir y mantener a su hija aun pequeña, su carácter callado y servicial la hicieron bastante apta para el trabajo, así que cuando fue despedida de la primera casa en la que trabajó, los dueños no dudaron en hacerle una carta de recomendación la cual le permitió trabajar para el Señor Turner, Turner era un soltero de oro, había heredado la empresa de su padre y se veía con veinticinco años, multimillonario y viviendo en una mansión él solo, y como cualquier hijo de papa, sabia abrir con soltura botellas del vodka más caro, pero no sabía ni hacerse su cama, para eso estaba Evelyn, la cual acudía a la mansión de Turner todas las mañanas, sobre las siete y media de la mañana ya tenía recopilada toda la ropa sucia y las lavadoras a punto, para así poder tenderlas cuanto antes y tener la ropa, sabanas y demás, secas y colocadas esa misma mañana, así mientras que las lavadoras hacían su trabajo, ella podía dedicarse a otras cosas, limpiar el salón de los restos de una fiesta, quitar trocitos de vete a saber que del techo de la cocina, limpiar sangre seca de la pared del lavabo, el señor Turner no era famoso precisamente por ser alguien con la cabeza en su sitio, así que cuando llegaban las ocho y media, Evelyn le preparaba el desayuno, ya que tenía orden de despertarlo a las nueve de la mañana y con el desayuno listo, asi que tostaba un par de rebanadas de pan, mientras freía un huevo, exprimía naranjas para un zumo, untaba mantequilla en el pan tostado, servía el huevo con una pizca de semillas de amapola por encima, preparaba un café solo, lo servía todo en una bandeja y subía las escaleras hacia el dormitorio principal, Evelyn estaba curada de espantos, sabía que podía encontrarse con cualquier cosa al entrar al dormitorio del señor Turner, lo solía ver desnudo, con una chica, a veces incluso un chico, inconsciente, disfrazado, de hecho, las mejores opciones eran encontrarlo desnudo o despierto, en este caso solía estar viendo la televisión o divirtiéndose con el acuario de pirañas que tenia al lado de la televisión, así podía satisfacer ese lado sádico y violento de una forma que no era dañina para sus semejantes, aunque sí para las infelices ratas que usaba como comida de peces, no obstante,  como solía decirle a Evelyn, “es la naturaleza” .

Así que Evelyn sabía que podía encontrar cualquier cosa al cruzar las puertas de la habitación, por lo que era raro que se sobresaltase, aunque ese día al abrir las puertas de la habitación, no esperaba encontrar el acuario de las pirañas teñido completamente de un rojo oscuro, a las pirañas como locas haciendo que el agua teñida salpicara para todos lados y una pierna del señor Turner colgando del borde del acuario, la otra se había desprendido del todo y estaba en el suelo delante del acuario, haciendo que la sangre se mezclara con la moqueta blanca formando una obra de arte dantesca en ese lienzo improvisado.