28 de abril de 2013

Compasión por la bestia (2/4)


Cuando todo hubo pasado a la tarde, Pharia había contado unas cuantas docenas de veces lo que había ocurrido en la forja, los guardias de la ciudad no podían creer que un chico de 10 años hubiera hecho eso, estaba claro que a mí no iban a creerme, a pesar de seguir cubierto de sangre.

Las cosas habían cambiando, Pharia me veía como algo más que un aprendiz, me forjo una espada excelente, mucho más fina y ligera de lo normal, con una empuñadura de un color rojo oscuro, decía que la sangre que me había bañado era mi autentico bautismo, también instaló un par de muñecos de madera que giraban sobre sí mismos en el patio, así mis tardes de lucha se convirtieron en algo más ameno.

 Transcurrieron varios días desde aquel intento de robo, cuando un par de guardias pasaron por la herrería, querían comprobar si de verdad sabia luchar, Pharia los hizo pasar al patio, allí estaba yo, practicando con mi nueva espada, al verla tan fina y débil se pavonearon, los mire con cierta indiferencia, al fin y al cabo no sabía que hacian allí, por un momento pensé que venían a llevarme preso, Pharia solamente dijo:

- Han venido a ver como luchas

Envaine la espada, pensaba usar la vaina contra ellos, estaba muy seguro de mi, una cosa era matar a dos ladrones y otra muy distinta matar a dos guardias, un par de minutos después, uno de los guardias estaba noqueado y el otro tirado contra la pared pidiendo que parase, aquello, cambio mi vida por completo, se acabaron las tardes luchando contra muñecos giratorios.

Me llevaron con la guardia, tenían pensado instruirme y convertirme en uno más de ellos, pasaron meses, incluso años, allí fue cuando me encontré conmigo mismo, o más bien, deje de encontrarme, los entrenamientos tardaron poco en aburrirme, no encontraba a nadie contra quien medirme y mis compañeros empezaban a tenerme miedo, tal vez porque yo nunca los considere compañeros, de hecho nunca los considere nada mas allá que meros sacos a los que golpear, hasta que un día, justo como la primera gota de lluvia de un día soleado, sin avisar, la guerra estalló, una guerra contra el país vecino, sin duda yo, defendía a mi país ,si, pero no lo defendía por una lealtad inquebrantable a mi rey, no luchaba para defender los derechos de los ciudadanos, tampoco luchaba para defender la vida de Pharia, luchaba porque me gustaba luchar, porque disfrutaba volviendo a sentir la sangre recorriendo mi cara, de hecho, me hubiera dado igual matar a guerreros del bando enemigo o del mío, y de hecho, alguna que otra vez murieron aliados a mis manos, allí estaba yo, enfundado en una armadura roja, como el guerrero de mis fantasías, me sentía uno con el campo de batalla, alla por donde pasaba dejaba un rastro de muerte, sin importar el coste, la guerra daba sus últimos espasmos cuando estabas posicionados a las afueras de la ciudad de Greinteh, esa misma noche pensábamos asaltarla para acabar con la guerra, mentiría si dijese que una parte de mi esperaba que no se acabara esa misma tarde, pero la otra estaba ansiosa por atravesar esas calles, provocando una lluvia de sangre, hasta llegar al palacio y poder cortar la garganta del rey de Greinteh.

Casi era considerado como un mercenario del que desconfiar, no respondía ante nadie, simplemente esperaba la orden de atacar y allí me lanzaba, sin seguir estrategias o tácticas diseñadas por capitanes en una mesa de guerra, mi único objetivo era avanzar a través de los cadáveres de mis enemigos.

Desde el campamento base veíamos la ciudad de Greinteh, un soldado raso vino a mi tienda, al parecer querían que estuviera presente en la reunión antes del asalto a la ciudad, y allí estaba yo, sentado en una esquina de la tienda jugueteando con una moneda, rodeado de los que se suponían que mandaban, mientras hablaban con sus espías sobre posibles puntos débiles de la ciudad.

- Tal vez podamos entrar por los desagües, al menos mandar un destacamento con suficiente pólvora para derribar su muralla, ¿Que te parece, Ludwig?

- Podéis hacer lo que queráis, yo sé lo que haré

- ¿Y serias tan amable de compartirlo con nosotros? –dijo Herwif, no recuerdo su rango, pero si la envidia que sentía hacia mí, el inexorable paso del tiempo había hecho mella en su rostro y cuerpo, así como mas de una afección que aun no había descubierto, pero estoy seguro que realmente toda su fachada de hombre rudo era simplemente miedo hacia mí.

- Iré por la puerta principal, trepare las cadenas, pasare sobre su muralla y la abriré, quien quiera seguirme es libre de hacerlo

- ¡Eso es un suicidio! Los arqueros de la muralla te acribillaran- volvió a bramar Herwif

- Casi sin que terminase la frase, yo había subido sobre la mesa de guerra y la punta de mi espada se hundía en uno de los surcos formados por las arrugas de su frente

- Podrías llamar suicidio a lo que te pasara si vuelves a levantarme la voz.

Una pequeña gota de sangre nació en su frente y comenzó a recorrer su rostro, la reunión no dio para más, acordamos atacar por la noche, ellos tendrían su plan y conocían el mío, todos contentos, me gustaba que mi fama me precediera y me diera ciertas libertades.

Esa misma tarde, descansaba en mi tienda, cuando volvieron a molestarme, era Bragnof, capitán, realmente, mi capitán, uno de los hombres que apostó por mi cuando era solo un crio, se podría decir que era un segundo Pharia para mi, también había estado en la reunión de esa mañana, le deje entrar.

- Ludwig, menudo monstruo estas hecho, desafiando a hombres como Herwif –dijo mientras apoyaba su mano en mi hombro- Sinceramente, te felicito, es un completo inútil, si no lo termina matando esta guerra, confió en que a alguien se le escape un tajo justo hacia su cara –guiñó un ojo y se dirigió al pedestal donde tenía colocada mi armadura roja- pero chico, no he venido solo a felicitarte por eso,  recuerdo cuando llegaste a mí, la historia del crio enclenque que había matado a dos hombres que le doblaban el tamaño y peso, y no solo matado, sino que también se habían ensañado con ellos, toda una bestia sin duda.

- Yo solo me deje llevar

Bragnof inspeccionaba mi armadura, sin hacer caso a lo que le decía

- Esta armadura roja, la conocen de muchas formas allá por donde pasa, aunque pocas personas conocen su verdadero nombre

- Bautismo –susurré

- ¿Es de Pharia verdad?, está ya en las ultimas y no se puede decir que sea porque te lleves muchos golpes, le has dado mucho trabajo y no creo que te aguante mucho tiempo más, si, esta armadura un día se romperá, y puede que ese día mueras, aunque, no será hoy.

Se giro hacia la puerta de la tienda mientras gritaba -¡ENTRAD!

Cinco soldados entraron portando bultos con ellos que dejaron en el suelo y salieron casi tan pulcramente como habían entrado.

- Es para ti chico, apenas acaban de traerla, directamente de la herrería de Pharia

Me levante de la cama y di un par de vueltas alrededor de los bultos, inspeccionándolos, hasta que me decante a abrirlos, no me pare a examinarlos en detalle hasta que abrí los cincos bultos, era otra armadura, recién forjada, idéntica a la mía, pero  de un fulgor blanco, que a pesar de estar solo iluminada por las pobres velas de mi tienda, destacaba como si reflejase la más potente luz del sol

Bragnof se acerco a mí con una carta en la mano

- También vino con esto, disfruta tu nueva armadura – y salió de mi tienda

Ludwig, hijo mío, hasta aquí llegan noticias de La Muerte Roja, si, hijo, así te llaman, y no puedo evitar sentirme contrariado, sin duda me equivoque al teñir de rojo a Bautismo, así que decidí forjarla de nuevo, espero no oír mas ese nombre, y ahora que tu armadura es un lienzo en blanco, seas tú el que la tiña de sangre, como aquel día.

Acaba con esos bastardos y ven a verme

Te Quiero hijo mío

- Bautismo de sangre – susurré

21 de abril de 2013

¿Qué Sabes Sobre Pingüinos?


- Si, a ver, si todo esto es muy bonito, no conocía esta parte de la ciudad, realmente conmovedora, pero llego un poco de prisa, así que si pudieras ser más conciso

- ¿Qué sabes sobre pingüinos?

- ¿PERO QUE COÑO? ¿PINGÜINOS?

- Si, pingüinos, ¿sabes algo sobre pingüinos?

- No, joder, tío, no sé nada sobre putos pingüinos, ¿a qué coño viene esto?

- Veras, el pingüino emperador, Aptenodytes forster, es una especie endémica de la Antártida, ya sabes, el polo, de todos los pingüinos que existe, es el de mayor tamaño y peso, sin duda de ahí su nombre, emperador, ambos sexos, macho y hembra, al contrario que muchas especies, son parecidos entre ellos, realmente no podrías diferenciar uno de otro a simple vista aunque fueras un experto en pingüinos, tienen el tamaño de un niño pequeño, ¿sabes?, un metro y veinte más o menos y pueden pesar entre veinte y cuarenta kilos, estéticamente son bonitos, tiene un gran contraste, el pecho con tonos blancos y amarillos claros contrasta muy bien con un lomo negro grisáceo, separados por una linea vertical completamente negra, una cabeza y pico negros, señalando la comisura una linea anaranjada y a la altura de las orejas dos brillantes círculos dorados, estos animales, a pesar de ser majestuosos, como todos los pingüinos, no pueden volar, tienen unas alas planas, muy rígidas, pegadas al cuerpo, al contrario son unos excelentes nadadores, ya que es para ese hábitat para el que están adaptados. Comen cosas como peces, kril, calamares, pueden aguantar sumergidos hasta dieciocho minutos, a más de quinientos metros, gracias sin duda a su excelente fisionomía, su hemoglobina puede trabajar con poca cantidad de oxígeno, sus huesos están diseñados para reducir el barotraumatismo, son unas criaturas como dije, excelentes, pero, ¿sabes que es lo que más destaco en ellos? Su fidelidad, durante su periodo de reproducción, realizan un largo viaje, para reproducirse ¿y sabes qué? Una vez elegida la pareja por primera vez, la acompañan toda la vida, cada año, cuando llegan a la zona, buscan a su pareja del año anterior y vuelven a reproducirse, solo hay una única excepción para cambiar de pareja, y es que si uno de ellos durante el año ha muerto, el que quede vivo elegirá una nueva pareja, pero si una vez elegida, reaparece la pareja anterior, la nueva pareja tendrá que irse por donde ha venido, son sin duda unos seres completamente fieles y leales, no como los gatos.

- Espera, ¿ahora me vas a hacer otro puto documental sobre gatos?

- No me interrumpas, por favor, como decía, no como los gatos, esos bichos son promiscuos, mucho, tanto que dan asco, se traicionan unos a otros, noche si y noche también, joder he visto incluso a tres gatos haciendo un puto trenecito, si, son muy bonitos y adorables y todo lo que tú quieras, pero no puedes fiarte de esos bichos, si ni siquiera se respetan entre ellos, la cosa es, que de aquí, entre los dos, yo soy un fiel pingüino y tu eres un sucio, asqueroso y traicionero gato.


14 de abril de 2013

Inercia

- ¿entonces, odias a todo el mundo?

- no, no es eso, no puedes estar mas equivocada, no odio a nadie, es completamente al revés  apenas hay alguien que pueda generarme una emoción sincera, apenas hay nadie que pueda hacer que me alegre, que este triste, incluso que me enfade, es como si considerara inútil cosechar ese tipo de emociones, como si no las considerase necesarias, realmente es eso simplemente, no son necesarias para mi

- ¿siempre has sido así?

- no, técnicamente no

- ¿a que te refieres con "técnicamente"?

- pues, es fácil, no siempre fui así

- háblame de cuando no eras así, ¿que causas crees que te llevaron a dejar de ser así?

- se podría decir, que han sido dos épocas en mi vida, la niñez, es obvio, era demasiado estúpido para darme cuenta de como era el mundo que me rodeaba, aunque de todas formas siempre fui bastante solitario, no tenia la necesidad de salir a la calle a jugar con los demás niños, me bastaba con ver a mis compañeros en clase, no estaba todo el día encerrado en casa, a veces si salia, ya sabe, era un barrio pequeño, todos vivíamos cerca, pero si le soy sincero, se que muchas veces salia porque " era lo que había que hacer ", no se si me entiende

- ¿lo veías como una obligación?

- no, no me entiende, no lo veía como una obligación  si no como lo normal, lo corriente, lo que se espera que haga un crio de 14 años, salir con los amigos del barrio a jugar a fútbol  escondite, ya sabe, todos esos juegos, así que se podría decir, que aunque en aquella época no fuera tan, como decirlo, hueco, si, aunque en aquella epoca no estuviera tan hueco como ahora, si que se podía dejar ver que terminaría así, la segunda vez, fue cuando la conocí

- ¿a esa chica a la que llamas la bestia?

- si, exacto, aunque algún día le explicare mejor que quiero decir con "la bestia", porque realmente yo tampoco dejo de ser una bestia, sin emociones ni sentimientos, pero como decía  si, fue cuando la conocí  no se realmente por que, pero, la veía tan rota, tan desecha y a la vez tan increíble en todas sus facetas, no me malinterpreta, no sentía pena por ella, simplemente quería cuidarla, despertaba en mi algo que no había hecho nadie, despertaba en mi ganas de ser humano, ganas de intentar sentir algo, de agrandar lo que ya empezaba a sentir por ella, ganas de sentir que tenia una razón mas, enfocar mis esfuerzos en alguien, en ella, en la bestia.

- ¿y que pasó?

- supongo que lo imagina, la perdí, supongo que es difícil tener al lado a alguien que intenta ser humano, la bestia no pudo sentir compasión por la bestia

- pero me refiero, después de perderla ¿porque no siguió intentando sentir algo?

- la bestia fue mi ultima oportunidad para sentir, después de ella, simplemente no me apetecía volver a intentarlo, todo volvió a carecer de sentido, ¿para que?, es como si me dijese a mi mismo, si no funciono con ella, ¿porque iba a funcionar con otra?, así que volví a sentirme hueco y a ser incapaz de sentir algo constructivo por una persona

- ¿y esa chica, de la que me has hablado estos días?

- ¿que pasa con ella?

- me dijiste que solías decirle que la quieres, ¿porque?

- por inercia

7 de abril de 2013

Nuntius (2/X)


Roy no tardo en aparcar su camioneta delante de la puerta de su pequeña casa, bajo del coche y se encamino hacia la puerta, buscando torpemente las llaves en su bolsillo, cuando por fin llego, mientras metía la llave en la cerradura, echó un vistazo  a su establo, miró al cielo y suspiro resignado, como si fuera lo único que pudiera hacer, esperando que al día siguiente siguieran intactas las pocas vacas que quedaban. Rose, estaba dentro, esperándole en el salón

    - Hola cielo

    - ¿Y el chico?

    - Ya lo he acostado

Roy se sentó a su lado a mirar la televisión con ella, lo único  que le apetecía en ese momento era acurrucarse en Rose y olvidarse de todo, pero no había pasado ni un minuto cuando James, su hijo,  interrumpió en el salón mientras se frotaba un ojo y arrastraba la almohada con su otra mano.

    - Papa hay un monstruo en mi ventana

A pesar de las ganas de olvidarse del mundo, había alguien que siempre tendría un pase vip en las preocupaciones de Roy, y ese era su único hijo, Roy se levanto de un salto con cara de justiciero

    - ¿Un monstruo en tu ventana? vamos a por él, colega

Corrió hacia james y se lo echo sobre el hombro en un solo movimiento, salió del salón guiñando un ojo a Rose.

    - Cariño, vamos a matar a un monstruo, no nos esperes levantada

James reía mientras su padre lo llevaba sobre su hombro haciéndolo volar escalera arriba como un superhéroe de cómic, hasta que llegaron a la puerta de la habitación

    - Bien, colega, tu quédate aquí –señalando la puerta- vamos a ver donde esta ese monstruo, ¿has dicho  que estaba en tu ventana?

Roy se dirigió a la ventana acechándola, escondiéndose detrás de la cama, gateando hasta ella, hasta quedar agazapado debajo de ella

    - ¿Así que estaba detrás de la ventana, colega? –susurró-

James avanzo a hurtadillas hasta la cama y cubriéndose detrás del colchón dijo

    - Si papa estaba detrás de la ventana

Roy siguiendo el juego se levanto de golpe hacia la ventana gritando

    - ¡TE PILLE!, vaya arece que sea lo que sea ya se ha ido

Agarro el quicio de la ventana para abrirla

    - ¿Cómo era ese monstruo, colega? –Dijo mientras se asomaba por la ventana-

    - Grande y oscuro, Papi,  pero cuando se dio cuenta de que lo miraba se fue volando

Un latigazo frio recorrió la espalda de Roy, como si hubiera escuchado una sentencia, su actitud cambio por completo, el rostro afable que tenía hasta hace un momento se desencajo, convirtiéndose en una expresion vacía de toda emoción alegre, cubierto por un matiz de miedo, volvió sobre sus pasos, sin pantomimas, cogió a James sobre su hombro.

    - Esta noche duermes con nosotros campeón

Volvió a coger a James y a subirlo a su hombro y se lo llevo de la habitación, esa noche, Roy, no consiguió dormir, mecido entre las palabras de su hijo y las ideas disparatadas sobre el ladrón.

La semana paso rápido, llamo a Mark el martes para asegurarse de que todo seguía en pie y asi era, todo seguía en pie, Mark llego a la granja de Roy sobre el anochecer.

    - Venga, vamos arriba, como ese cabron aparezca hoy …

    - Se va a llevar un susto de cojones –puntualizo Mark

Se apostaron en el tejado y esperaron, pasaron las horas y la botella de whisky que había traído Mark iba vaciándose, todo permanecía en calma, era una noche tranquila, la luna en cuarto creciente, parecía sonreírles, las vacas dormían, nada perturbo sus sueños, mientras que Roy y Mark escatimaban los últimos temas de conversación a base de susurros para no delatar su posición, la noche toco a su fin y les empezó a dar los primeros rayos de sol.

    - ¿Crees que nos ha visto?

    - Imposible, estamos lo suficientemente lejos como para que no lo hiciera, tranquilo Roy, vamonos a dormir y esta noche volveremos a vigilar

Roy saco un cigarro y mientras se lo llevaba a la boca, asentía, pensando en las palabras de James, que aun rondaban su cabeza.

Amanecía otro día en Heraldo.