30 de junio de 2013

Duendes, reuniones y pociones (2/3)


Hacía ya un día que había partido y aun quedaban otros tres para llegar, se dirigía a la ciudad de Greis para tomar un barco que le llevara hasta la ciudad de Ros, donde esperaba encontrarse con el archimago Grido, como sabéis y si no ya estoy yo para que lo sepáis, un archimago es un mago entre magos, el rango más grande que se le puede otorgar a los practicantes de las artes arcanas, y al que no todos llegan, no es como otras profesiones donde con perseverancia y constancia tarde o temprano te conviertes en un maestro, en la magia no siempre es así  he conocido aprendices con más de noventa años y magos elementales de no más de quince, la magia es algo que se lleva dentro, puedes acercarte, pero si no la tres contigo, no servirá de mucho, como pensáis, ese es el caso de Price, o al menos, eso es lo que parece, Price era alguien totalmente ajeno a la magia, que por vicisitudes del destino se acerco a ella y decidió probar suerte.

Esas vicisitudes empiezan y terminan en Grido, algo constante en Price fue su torpeza, le gustaba jugar en el bosque con los otros niños, pero con frecuencia solía terminar perdido y apareciendo varios días después, era algo casi común, aunque una de esas veces su mala fortuna le hizo pensar que una cueva sería un buen sitio para dormir, y durante las primeras horas al menos si lo fue, pero a mitad de la noche le despertó un ruido parecido a un gorgoteo de un pájaro, pero mucho más seco y contundente, el legitimo dueño de la cueva había regresado y estaba dispuesto a comerse al intruso, era un oso, plantado delante de Price,  debía medir más de dos metros erguido sobre sus dos patas, se abalanzó sobre Price, no le dio ni tiempo a pensar que era el fin y un destello le hizo cerrar los ojos, notó un golpe sobre su pecho, pero demasiado leve para ser el oso, abrió los ojos y tenía un conejo sobre su pecho, mirándole extrañado, “siempre me ha gustado la transmutación” dijo una voz, ahí estaba Grido, nunca se supo, pero Grido estuvo en el momento y lugar adecuado, desde aquel día, la vida tomo otra vertiente para Price, sus padres, agradecido con Grido, dejaron que tomara al chico como aprendiz (o más bien se quitaron un carga de encima) y aunque esperaban una negativa por parte de Grido, este acepto más que encantado y así fue como Price se acerco por primera vez a la magia.

Estaba cansado, aun quedaba un largo camino hacia Greis y se hacía de noche, según su mapa, bueno, más bien según la imagen que recordaba de su mapa, ya que lo había quemado intentando crear una luz para poder verlo con claridad la noche anterior, no debía estar muy lejos de un pequeño pueblecito llamado Hirej, donde pensaba pasar la noche y seguir al día siguiente, y así era, apenas remontó un pequeño montículo, pudo ver en su falda el pequeño pueblo de Hirej, y allí se dirigió  monto un gran revuelo desde que llegó, ya que la gente de Hirej no estaban para nada acostumbrados a la magia y mucho menos a tratar con magos, al menos la poca gente que quedaba en la calle a esas horas, aunque Price intentaba pasar desapercibido pues su cansancio se sobreponía a cualquier atisbo de interacción social, así que al poco de llegar a Hirej ya estaba descansando en una de las camas de la posada, no obstante su descanso duró más bien poco, no hacia ni una hora que estaba durmiendo, cuando un estruendo lo despertó, llamaban a la puerta con mucha energía, gritando una y otra vez, “Le necesitamos señor Mago”.

23 de junio de 2013

Duendes, reuniones y pociones (1/3)


En otra ocasión, la ciudad se infestó de duendecillos, y no precisamente del tipo de duendecillos que hacen tu trabajo mientras duermes, como en aquel cuento del zapatero, sino mas bien del tipo de duendecillos que te cambian el azúcar por la sal, que le cortan los bigotes al gato, pintan diversas formas obscenas sobre cuadros valiosos, estropear barricas de vino, asustar a los niños por la noche, toda esa clase de cosas que divierten tanto a estos pequeños cabroncetes.

Claro, todas las sospechas de la inesperada invasión fueron a recaer sobre Price, y hacia su casa  en la pradera se dirigió una pequeña (y violenta) comitiva, de hecho detrás de la primera comitiva había otra más pequeña aun y más violenta aun si cabe, formada exclusivamente por duendes, armados con utensilios de cocina, que no sabían muy bien que pasaban, pero no se perdían una.

Cuando hubieron llegado a la casa de Price, uno de los guardias de la ciudad, que también estaba allí, se adelanto a la puerta y tocó con todas sus fuerzas, mientras un duende entre sus piernas lo imitaba, con todo el desprecio y rimbombosidad, otro par de duendes se colaban por una ventana al nivel del suelo que Price usaba para tener luz durante el día en su sótano, posiblemente fue lo peor que sucedió ese día, aunque aun no es momento de saberlo, el guardia, volvió a tocar, esta vez con inquiriendo un poco mas de autoridad en su pose, el duende volvió a imitarlo, aunque esta vez se llevó una patada que lo convirtió en el primero de su especie en recorrer más de diez metros sin tocar el suelo, aun así  el guardia y la pequeña (y violenta) comitiva que le seguía, no obtuvieron respuesta.

Tal vez este dormido, gritaron algunos, posiblemente tenga miedo y este escondido, deberíamos derribar la puerta y sacarlo, entonces, el duende que acababa de batir el récord en vuelo aéreo, ya estaba de nuevo entre los pies del guarda e intentaba llamar su atención, tenía un papel entre sus manos, el guardia inclino para quitárselo, cosa que logró con suma facilidad, a pesar de que la idea inicial del duende era cambiárselo por alguna pieza de oro. El guardia leyó la nota para sí mismo, se giro hacia la muchedumbre y les explico que era una nota de Price, que contaba que estaba fuera de la comarca, para ir a reunirse con otro mago y aprender nuevos hechizos, un leve escalofrió que contagio a todos y cada uno de los allí presentes al pensar que Price se había ido para volver y encima con nuevos conjuros en los que fallar, dadas las circunstancias, todos regresaron a sus casas, un poco decepcionados eso si, por la falta de linchamiento, algunos duendes se quedaron en casa de Price y el pequeño plus marquista aéreo seguía molestando al guardia de camino a casa.

A la mañana siguiente la guardia se reunió para tratar el problema de los duendes, a falta de un mago que usase remedios mágicos contra criaturas mágicas, tendría que emplear otros remedios para poder deshacerse de esas criaturas, así que organizaron una especie de competición, pagarían una moneda de oro por cada duende enjaulado que la gente llevase al edificio de la guardia y cien monedas a quien diera con una manera de deshacerse de ellos de una vez por todas, porque si bien se desconocía el porqué, estos seres tenían una gran resistencia a aplastamientos, quemaduras, ahogamientos, disparos, sablazos y demás perrerías que se le pudiera ocurrir a uno hacerles, así que a los dos días, había mas jaulas de las que podían esperar llenas de duendes en el edificio de la guardia y a los tres días  un duende había robado una llave y liberado a todos sus congéneres.

16 de junio de 2013

Price


Price era el único mago del reino, y resalto lo de único, porque de haber existido más de un mago, jamás recurrirían a los servicios de Price, es cierto que aun era joven, pero la edad no solía ser demasiado determinante en los magos, si bien es cierto que los magos más poderosos solían ser los más viejos, no hacía falta que fuesen tan viejos para dejar de ser torpes, en el caso de Price era justo al contrario, era joven, muy poderoso, pero su poder rivalizaba con su torpeza, de ahí también nacía su potencial peligro, ya que podía intentar que el agua volviese a fluir por un rio seco y terminar inundando la ciudad, eso si en lugar de agua no creaba lava y destruía medio reino en un santiamén.

Vivía apartado de las ciudades, pero no vivía en un castillo o en una cabaña en lo profundo del bosque,  Price vivía en mitad de una pradera, a él no terminaba de gustarle el sitio, pero se lo impusieron por seguridad, era preferible que viviese ahí a que lo hiciera dentro de una montaña y que esta un día se viniera abajo, o en el bosque y que este saliera ardiendo o cerca del mar y que un día el mar harto de los experimentos de Price decidiera conquistar toda la región, asi que básicamente estaba obligado a vivir en una pradera, donde no habia mas que hierba y tierra y un pequeño sendero, lleno de carteles de peligro, aunque no porque Price fuera malvado, si no, ya sabéis, por su torpeza.
Aun se recuerda el día en que los muertos se levantaron de sus tumbas y todo porque Price practicaba un concurso para hacer crecer las cosechas o cuando para ayudar en la construcción de una nueva escuela convirtió todos los materiales en gominolas, al menos los niños fueron más felices, no lo hacía a malas, simplemente no podía evitarlo.

Cierto día no hace mucho un joven muchacho tocaba con cierta urgencia a la puerta de Price, este le abrió y preguntó que sucedía, el muchacho le contó que un pequeño dragón estaba incendiando el pueblo y que no podían hacer nada, ya que la mayoría de caballeros estaban fuera de la ciudad, así que Price se encamino con determinación hacia el pueblo para acabar con el dragón, se de buena tinta que mucha gente del pueblo habría preferido quedarse con el dragón, pero si había algo en Price por lo que destacaba era su empeño y determinación, pues bien, cuando Price llegó al pueblo, encontró al dragón en tierra, incendiando algunas de las casas en la plaza donde estaba la estatua del rey, Price crecido por la situación, encaró al pequeño dragón y llamó su atención, este por su parte se acerco al centro de la plaza para quedarse frente al mago, dicen que los dragones son criaturas inteligentes, de haberlo sido este, se habría ido volando y no habría vuelto jamás, no hay lugar seguro cerca de Price, el dragón levanto su cabeza hacia el cielo y soltó una amenazante llamarada que fue a parar directa a la cara de la estatua del rey, que de no haber sido de piedra maciza seguro que ahora tendría la barba chamuscada, Price levanto sus manos hacia el cielo y comenzó a hablar en la antigua lengua de los magos, entre sus manos apareciendo unas luces que giraban entre sí, mezclándose y chocándose, el dragón lo miraba con cierta incredulidad, las luces aumentaban de tamaño y se movían cada vez más rápido, el dragón rugió a Price con toda su fuerza, las luces se unieron en una sola luz y Price la lanzó contra el dragón, el dragón intento esquivarla, pero tampoco le hizo falta, la bola de luz de Price fue directa a las piernas de la estatua del rey, si los dragones rieran, este no hubiera podido parar, aunque por fortuna para Price, la estatua  se vino abajo aplastando al pequeño dragón. Aunque Price tuvo que salir corriendo de allí perseguido por la guardia real acusado de traición y maldiciendo el día en que decidió hacerse mago.

A día de hoy, muchos dudan de eso era lo que Price quería que ocurriese o si solo fue un golpe de suerte de una más de sus torpezas.

9 de junio de 2013

Caja


Y de pronto, despertó, rodeada de oscuridad, tumbada en un suelo demasiado suave, demasiado liso, y fue al incorporase y golpearse su cabeza, cuando empezó a comprender mejor la situación, estiro sus brazos y se topo con la misma superficie del suelo, lisa y fría, parecida al cristal y era como si estuviese dentro de una caja, pero no podía asegurarlo, palpó la superficie centímetro a centímetro hasta encontrar una especie de agujeros en el techo de su cubo, como mucho cabían dos de sus dedos, intento gritar por ellos, como pudo, lo que pudo, pero no sirvió de nada  

2 de junio de 2013

Nonchronos (1/2)

- ¿Porque me tienes que traer siempre a estos sitios, Child?

- Bueno, tu eres el que anda importunando a un viejo como yo, para que le cuente mis batallitas, al menos déjame elegir el sitio.

- Si, si razón no te falta, si realmente no tengo problema con que me traigas a un restaurante de comida rápida  ¿pero era totalmente necesario que nos sentáramos en la sección infantil? Mas que sentado estoy de cuclillas para evitar caerme.

- Perdóneme buen señor mío, yo no tengo la culpa que por pedir un menú infantil nos releguen a este área, a pesar de todo no esta tan mal y la figura de spiderman que regala bien merece la pena.

- Si no fuera porque te conozco, pensaría que solo me traes a estos sitios para molestarme.

Child tuvo que contener una pequeña risita que trataba de escapársele, por lo que tuvo que desviar su atención de la mejor manera que pudo. Cogió la figurita de spiderman y comenzó a inspeccionarla de cerca 

-¿Entonces qué quiere que le cuente hoy?

Su compañero de mesa preparo una grabadora y una pequeña libretita para tomar notas.

- Me encantaría que me contase todo sobre el profesor de física al que encontró muerto en su aula

Child había desviado toda su concentración a conseguir despegar el pepinillo de su hamburguesa

- Realmente no entiendo la gente que se pide una hamburguesa y exige que le quiten el pepinillo, no es que sea una tarea difícil, a mi sin embargo, me gusta mucho, tanto que me gusta quitárselo y comérmelo al final, para disfrutar de ese sabor estridente ¿sabe lo que quiero decir? posiblemente no, ni si quiera necesito mirarle a la cara para saber que tiene una expresión malhumorada, debe dejar de ser tan gruño querido señor mío, el hombre por el que se interesa, Charles Chrame, profesor de física cuántica en la universidad ¿Que sabe usted de física cuántica?

- Lo suficiente

- Esta bien, haré como le creo, para resumirlo bastante, Charles estaba obsesionado con el transporte de materia entre dos puntos no conectados, ya sabe, lo que se suele llama teletransportación, aunque él iba un paso más allá, presuponía que si podía destruir un cuerpo átomo a átomo para componerlo átomo a átomo en otro punto geográfico completamente distinto ¿qué le impediría reconstruirlo en otro punto temporal distinto?

- ¿Viajes en el tiempo?

- Exactamente

Child se levantó extendiendo sus brazos hacia el techo mientras gritaba

- ¡BIENVENIDO AL MUNDO DEL MAÑANA!

Pudo atisbar en la expresión de su acompañante unas pequeñas muestras de vergüenza ajena.

- Realmente disfruta haciendo que me sienta avergonzado, ¿verdad? 

Mientras se sentaba y agarraba su hamburguesa, Child dijo.

- Sin duda hace que me sienta joven, no le aburriré con aspectos técnicos de física cuántica  primero, porque no le interesa esa parte de la historia y segundo, yo realmente tampoco es que tenga mucha idea más allá de todo lo que veía de joven cuando teletransportaban a Kirk y a Spock a planetas peligrosos, ya sabe, bueno, como decía Charles Chrame, físico cuántico  profesor,  si si, lo encontró una alumna, la verdad, el escenario aparte de divertido era cuanto menos irónico.

- Espere un segundo ¿Divertido? ¿Le divertían los crímenes?

- Oh, no para nada, no me malinterprete, no me divertía saber que gente moría  ni encontraba cierto divertimento morboso con sus cadáveres  es que el tipo que lo mato, lo dividió en 14 partes y las esparció por toda su clase y en la pizarra escribió  " ¿Ves? No era tan complicado estar en varios sitios a la vez ", me resulto como he dicho antes divertido a la par que irónico ese humor que tuvo el asesino de Charles Chrame, así que en fin, una de las primeras cosas que hicimos fue ir a su casa a registrarle, ver que podíamos encontrar

- ¿ Con fuimos se refiere a Preston y usted ? 

Child que en ese momento estaba a punto de pegar un sorbo de su refresco, se paró en seco, clavo sus ojos en la piscina de bolas que se encontraba detrás de su compañero, el cual lo miraba fijamente mientras sujetaba un bolígrafo esperando una sola palabra de Child para seguir anotando en su libretita.

- Discúlpeme, está claro que eran ustedes dos, lo siento, no pensé que le seguiría afectando tanto.

Child pareció volver en si

- Eh, si, eh perdone, a veces, sabe, me resulta fácil recordarlo todo, pero no la tengo en cuenta a pesar de que ella siempre estuvo ahí  y no es hasta que alguien la saca a la palestra que recapacito y me doy cuenta de que cada ápice de mi memoria está impregnado de su presencia, pero volvamos al tema, no, esta no es la batallita que quería contarle, como le estaba diciendo, si, fuimos a su casa, forzamos la puerta y todo parecía normal, hasta que seguramente debido al alboroto que causamos al entrar un hombre salió medio enjabonado y con solo una toalla de una de las puertas que daban al salón donde me encontraba en ese momento con Preston.

- ¿Un compañero de piso de Charles Chrame?

- Para nada, vivía solo y no estaba casado

- ¿Amante?

- No, sin duda no era un amante de Chales Chrame

- Entonces, ¿Quién era ese hombre y que hacía en el domicilio de Charles Chrame?

- Bueno, pues, sin duda se estaba duchando y era el propio Charles Chrame, de una sola pieza debo añadir.