30 de diciembre de 2012

Die Laaste (1/-)


El olor a moho entraba hasta lo más profundo de su ser en cada bocanada de aire que tomaba mezclándose con el sabor metálico de la sangre en su boca, apenas podía oír algo más que el traqueteo de las cucarachas corriendo alrededor suyo, apenas alcanzaba a tocar las sogas que ataban sus manos a su espalda sin que esto le provocara un dolor agudo que se le extendía por todo el brazo, una venda se encargaba de anular su vista, una puerta se abrió a su espalda y pudo oír el clic de un interruptor, una única bombilla colgando de un cable lo ilumino, la negrura de sus ojos se volvió amarillenta, sentado, vendado y atado en un cuartucho.
-                            -   ¡Ya está bien! Suéltame ahora mismo zorra
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Pudo oír unos pasos detrás de él antes de notar como algo frio y punzante se clavaba en su nuca seccionándole la espina dorsal, el amarillo se volvió negro.
Otro día mas y la misma historia para Tirant, despertador sonando a las seis de la mañana, directo al baño para afeitarse y ducharse, un desayuno rápido y corriendo a meterse en el coche para llegar intentar ganar algo de dinero y es la rutina que seguiría hoy de no ser porque apenas acababa de volver a la ciudad después de un viaje de 12 horas de avión, es un tipo normal, tiene sus aficiones como todo el mundo pero eso no es demasiado importante, trabaja como fotógrafo freelance, es decir, se juega el cuello metiéndose donde no debe para fotografiar cosas que no debe fotografiar y luego venderlas al mejor postor, el primer olor que golpeo su nariz al abrir la puerta de su casa fue un olor a podrido, nada raro, la cena de la última noche de antes de salir de viaje, aun estaba a medio comer y sobre la mesa, algo normal, y una luz tintineante en la oscuridad, su teléfono, el contestador estaba a rebosar, nada importante, un par de periódicos intentando contratarle, publicidad y demás tonterías, de entre todos solo hubo uno que le llamo la atención.
“ey tío, ¿llegas hoy? Deberíamos salir, a ver qué traes, he descubierto un sitio nuevo bastante interesante en la ciudad”
No se podría decir que fuera un compañero de trabajo, ya que trabajaba por libre pero era Jack, otro fotógrafo freelance como él y realmente le apetecía, desconectar un poco de todo y ya habría tiempo de vender las fotos, Jack es ese amigo que conoces en la infancia y se sobrepone a todas tus etapas, colegio, instituto, facultad, trabajo, siempre estuvo ahí y siempre estará, tu hermano pequeño, como quieras llamarlo, ese era Jack para Tirant.
Y claro que Tirant no le diría que no, dos horas más tarde estaban recorriendo la ciudad de bar en bar, el trabajo de Tirant no ocupo más de 15 minutos de conversación, Jack necesitaba estar fuera, no hacía mucho que había perdido a su pareja, perdido es una forma bonita de decir que le habían abandonado y así fue, copa tras copa, cerveza tras cerveza como una noche más, volviendo a casa mas encorvados que erguidos, se toparon con un bar más que habría pasado de largo de no ser por Jack, “Darelik” se podía leer en el rotulo, letras en rojo sobre fondo negro, algo un poco típico.


-          Ey ey ey Tirant, este, este, este es nuevo, vamos a entrar
-          Creo que por hoy está bien, además mañana se supone que tengo que ir a vender las fotos
-          Venga no seas gruñón, vamos la ultima
-          No en serio, mira, quédate tu, mañana en cuanto termine te aviso y comemos por ahí y no sé, improvisamos algo ¿va?
Si Jack sabía algo de Tirant era su “no en serio” no habría posibilidad de convencerle, así que no insistió mas, se despidieron, Jack entro en Darelik y Tirant siguió el camino hasta su piso.

16 de septiembre de 2012

ensayo de conversación perdida

- creo que, bueno mas bien, solo quería decirte que he vuelto a escribir
- ¿si? tengo ganas de volver a leerte, hacia mucho que no lo hacías
- Desde principios de año mas o menos, lo cual ..., lo cual me hace suponer que necesito sentirme mal para escribir algo medianamente decente
- Pero eso es bueno, quiere decir que ahora estas bien
- No, simplemente no estoy lo suficientemente mal, pero esta noche estoy haciendo un esfuerzo
- ¿Que necesitarías para sentirte bien?
- Pues ... una parte de mi quiere contestarte que a ti
- ¿y la otra parte?
- una botella de vodka, pero soy lo suficiente maduro como para contestar que a ti, empapada en vodka

2 de abril de 2012

Hormiga

Y de repente abrió los ojos, la confusión casi tapaba su dolor de cabeza, se llevo una mano a su frente rascó un poco la sangre seca que formaba ya una costra en ella fue cuando por fin empezó a tomar conciencia de donde se encontraba, el fregadero, la lavadora, la nevera, era una cocina, pero una cocina totalmente desconocida, no recordaba nada de lo que ahí veía, se incorporo sobre el fregadero y abrió el grifo, al mojar sus manos las vio rojas, completamente cubiertas de sangre que se iba craquelando a cada movimiento, las lavó como pudo, tanto como le dejaron sus nervios, después su cara, se dio cuenta de que tenía una herida en la frente, posiblemente era lo que le había causado el dolor de cabeza y no recordar donde ni porque estaba ahí, salió de la cocina.
Llegó a un salón, televisión, sofá, mesa con sillas, ventana, cortina, todo normal, menos por el detalle de que seguía sin saber donde estaba, fue al mueble donde estaba colocada la televisión, registro cada uno de los cajones, revistas, anuncios de locales de comida rápida, pilas, mandos a distancia, nada que le indicara con exactitud donde se encontraba, decidió probar suerte con la primera puerta que encontrara en el pasillo, fue hacia él.
La primera puerta que encontró era la del baño, pudo verse la cara en el espejo sobre el lavabo, registro los muebles de allí, poco más que medicamentos y botes de colonia, volvió a mirarse en el espejo, solo un rostro desconocido de ojos verdes al que no conseguía encajar en ningún sitio, se giro sin pensar demasiado en eso y se dirigió a la puerta inmediatamente delante del cuarto de baño.
Cuando la abrió un brillo rojo cubrió su rostro, era un dormitorio, con una cama de matrimonio de sabanas blancas, dos mesitas de noche, un armario empotrado y suelo enmoquetado, todo como hasta el momento dentro de la más absoluta normalidad, menos por el cadáver completamente desfigurado y mutilado que yacía sobre la cama coloreando las sabanas, el suelo estaba cubierto de huellas rojas, no se dejo amedrentar por la escena y entro, lo primero que pudo comprobar era que las huellas encajaban con las suyas, algo le impuso a examinar el cuerpo de cerca, se acerco cuando pudo a lo que antes había sido el rostro, un leve susurro recorrió sus oídos, algo que sonó como viento, salía de la boca del cadáver, en lugar de asustarse acerco su oído a la boca.
Un susurro muy suave, imposible de oír a más de un centímetro de distancia
- - Te odio
Antes de que pudiera darse cuenta el cadáver le estaba cogiendo por el cuello, apretando con una fuerza sobrehumana, por más que intentaba separarse no lo lograba, cada vez más fuerte, cada vez le costaba más respirar, empezaba a notar como su vida se escapaba y justo cuando sentía que se había acabado todo, el cadáver abrió sus ojos y grito
- - - ¿Por qué me abandonaste?
Se levanto de golpe, eran las cuatro y media de la madrugada, llevo sus manos directamente a su cuello, el sudor frio caía por su frente, otra vez ese sueño, sabia de sobra que no volvería a dormir esa noche, dejo la radio encendida y se quedo mirando al techo de su habitación a oscuras hasta que sonó el despertador.

28 de febrero de 2012

Saco de paja

Erase una vez

Un espantapajaros clavado en medio de la cosecha los dias pasaban mientras el seguia ahi parado dia tras dia, los pajaros lo miraban temerosos, aunque el no pretendia asustarlos ni siquiera sabia porque le tenian miedo una tarde como otra cualquiera, oye un sonido muy fuerte bastante cerca, era un disparo, estaba seguro, de repente un golpe seco detras de el, se giro y ahi estaba, un pajaro malherido.

Rapido se agacho a recogerlo, vio una herida de bala en su abdomen hurgo con sus alargados y secos dedos en la herida del pajaro y consiguio sacar la bala se arranco un jiron de gastada camisa y vendo como pudo al pajaro penso q no podria dejarlo asi como asi, entonces hundio su mano en su pecho, ahondando en la paja, hasta hacer un hueco donde dejo al pajaro.

A las horas, el pajaro recupero el sentido, no tenia fuerzas para nada, ni sabia muy bien donde estaba, el espantapajaros que estaba vigilandolo le dijo

- Tranquilo, te dispararon pero tuviste suerte de caer cerca de mi, descansa, aun tienes que recuperarte.

El pajaro solo pudo dejar escapar de el un leve "gracias"

Pasaron los dias, el espantapajaros arracaba algo de trigo a diario y lo dejaba dentro del hueco de su pecho para alimentar al pajaro, dia a dia, el pajaro y el espantapajaros se hacian mas amigos, hasta que una mañana el pajaro, se sintio recuperado y quiso salir de su casa de paja para ver por fin a su cuidador y lo hizo.

Y el susto fue tremendo, el pajaro salio volando en direccion contraria todo lo rapido que pudo hasta la cerca de madera que rodeaba la cosecha y alli se poso, miro hacia atras y grito con todas sus fuerzas.

- ¡ eres un espantapajaros ! ¿porque me has ayudado? se supone que tienes que asustarme
el espantapajaros ni siquiera sabia q esa era su labor

- me sentia muy solo -contestó-

- pero eres mi enemigo -dijo el pajaro-

- despues de encontrarte malherido y curarte ¿ni si quiera confias en mi como para acercarte?

- ahora mismo no se que pensar -dijo el pajaro- esto es demasiado confuso para mi

- podria haberte hecho el daño que quisiera todo este tiempo o ni haberte curado

el pajaro sabia que el espantapajaros tenia razon pero aun asi

- no, no puedo quedarme, al menos ahora no

Y salio volando hasta desaparecer entre las nubes, el espantapajaros volvio a quedarse solo, como siempre, esperando entre el trigo y pasaron los dias y las semanas.

A veces veia al pajaro sobrevolarlo, pero no bajaba. El pajaro a su vez, no dejaba de pensar en otra cosa, no entiendia por que lo habia salvado y a su vez echaba de menos el trato amable del espantapajaros, hasta q un dia, comprendio que daba igual quien fuera, daba igual lo que pensara, solo sabia que sin necesidad, el espantapajaros se preocupo por el y lo cuido, asi que volo todo lo rapido que pudo hasta el campo de trigo.

Y cuando llegó, no habia trigo, una capa de nieve cubria el campo y tampoco estaba el espantapajaros, habia esperado demasiado tiempo, dandole vueltas a sus prejuicios y miedos, dejando que su timidez le ganara la batalla, mientras el espantapajaros seguia clavado entre el trigo, tanto esperó que dejo que llegara el invierno y se sintio mal, sintio que habia perdido el tiempo con tonterias y que por eso ahora el espantapajaros no estaba.

Pero sabia que en cuanto terminara el invierno, volveria a crecer el trigo y con el trigo, el espantapajaros volveria, asi que anidó cerca de unos arboles al lado de la cosecha y alli se quedo, esperando a la primavera.

26 de febrero de 2012

Râs tâcut

Erase una vez que se era un payaso de circo incapaz de reir, aunque era la estrella allá donde fuera su circo, la gente acudia en masa solo por verle a el, solo el conseguia que cualquier persona riera hasta que les dolia el estomago, sin embargo el nunca supo lo que era tener una carcajada incontrolable, en su vida jamas rio, ni cuando vio a su padre caerse de la bici, ni cuando su hermano en la fiesta de cumpleaños de su mejor amigo se cayo sobre la tarta antes de que soplaran las velas, a pesar de todo era el mejor creando risa.

En cuanto ponia el pie en la pista, todo el publico estaba atento, nunca ensayaba, todos sus números eran improvisados, la gente no podia parar de reir, a veces incluso cuando otros payasos lo acompañaban tenian que dejar de actuar por que la risa les invadia, pero el era incapaz de sentir lo mismo.

De viaje a otra ciudad, el payaso fue a hablar con el director del circo, queria decirle que no encontraba diversion en su trabajo y queria dejar el circo, el director horrorizado intento convencerle para que no se fuera, sin preocuparse por el motivo, el payaso no aguanto mas y le conto todo, le conto que nunca se habia reido con nada y que a pesar de ser el mejor haciendo reir, no poder hacerlo el, lo mantenia deprimido.

En ese momento el director compredio porque era el mejor haciendo reir a la gente, no se veia afectado por la risa, no podia dejarse llevar por sus propias bromas y asi se lo hizo ver, tu don es repartir risas, no la necesitas, le dijo que tendria que sentirse afortunado de que tanta gente quisiera verle por ser la unica persona capaz de hacerlo reir, el payaso comprendio que no necesitaba reir, que debia buscar la felicidad en lo que era capaz de hacer, desde aquel dia, en todas y cada una de sus actuaciones, el payaso seguia sin reir, pero una mueca de felicidad marcaba siempre su cara cada vez que el circo se sumia en una risa incontrolable.

25 de febrero de 2012

Rien (1/-)

El reloj no pasaba de las nueve y media de la mañana, la ciudad estaba empezando a desperezarse, un hombre trajeado de azul, sin abrigo, llevaba un maletin de cuero negro y una sonrisa estampada en su cara, destacando entre las caras inexpresivas y la horda de gente con abrigos protegiendose del frio que caminaban calle arriba y calle abajo.

El hombre del traje azul no tardo en entrar en un banco modesto de la ciudad y ponerse a la cola de una de las dos ventanillas, habia un par de clientes mas, nadie se fijaba en nadie, todos estaban inmersos en sus asuntos, no tardaron demasiado en atendere, tampoco su expresion feliz cambio de su cara durante esos minutos, el cajero de la ventanilla dijo:

- Adios señor, el siguiente por favor

El hombre de azul, avanzo mas alla de la linea de "espere su turno aqui" dejo su maletin en el suelo y sin perder su sonrisa se dirigio al cajero.

- Buenos días

- Buenos días ¿en que puedo ayudarle señor?

- Quería retirar fondos de mi cuenta

- ¿Puede facilitarme su numero de cuenta?

- 4815 1623 42815

Sin apartar la mirada de la pantalla tecleo el numero esperando ver los datos del desconocido que tenia delante.

- Vale, veamos aqui esta, Señor Rien, ¿cual va a ser la cantidad a retirar?

- Todos los putos fondos del banco

No habia terminado la frase cuando ya estaba apuntando al cajero con un arma corta justo en la frente, el sonido del disparo enmudecio a todo el banco, nadie reparo en el sonido del golpe seco del cuerpo sin vida del cajero contra el marmol del suelo.

Sin perder durante un instante su sonrisa se giro hacia la gente que habia en el banco y gritó.

- Señores clientes, esto no es un atraco, no obstante, si me hacen el favor de sentarse en el suelo y pegados a la pared, se lo agradeceré.

No era un banco importante de la ciudad, era pequeño apenas habia unas 10 personas en el banco, algunos lloraban, otros seguían mudos desde el disparo, el hombre armado vestia un traje azul, se giro hacia el otro cajero que mantenía su mirada fija en su compañero tendido en el suelo, mientras el charco de sangre casi llegaba ya a su zapato.

- Si aun no has pulsado la alarma silenciosa, por favor, hazlo

14 de febrero de 2012

Lacus

Parado y seco, expectante, como un roble en otoño voy perdiendo cada hoja a cada paso que ni siquiera doy, pierdo sin hacer, sin hacer soy.

Como un roble en otoño me desnudo, dejo mi interior al aire y dejo que el aire vuelva a limpiarme, cambio mi piel, cambio mi traje y renuevo mi aspecto un año más y a la vez un año menos.

Como cada otoño un anillo más se añade, tan joven y tan hueco, desde el suelo miran amarillas y quebradizas, todas las que intentaron ser y no pudieron, poco a poco, se desprendieron, si no, yo mismo las arranque primero y así, poco a poco me reduzco, desde el suelo con el paso del tiempo se hacen trizas y sobre mi solo hay una, tú, la única hoja perenne del roble caduco.

10 de febrero de 2012

Oksid

La noche era tranquila, la ciudad seguía concurrida a pesar de la hora, miles de historias se fundían en una misma calle sin tener ni un segundo para escucharse entre sí, sale de un pub con una botella en la mano y maldiciendo, se gira mientras inspira un poco del mugriento olor de la noche y comienza a caminar calle arriba.

Caminaba sin prisa, apurando lo poco que quedaba de su botella, como si le fuera la vida en ello, aferrándose a su botella como a una cuerda que lo separase de una caída al vacío, mira su reloj, es pronto aun piensa, sigue caminando, la gente no le presta atención, el responde de la misma manera.

El frio comienza a agarrotarle sus piernas aunque aún queda bastante camino para llegar a casa, sin que lo haya notado un par de sombras le siguen desde hace unas calles atrás y si se hubiera dado cuenta, tampoco le importaba, el cielo parecía ir en contra del viejo, empezó a llover.

Se estaba impacientando su único anhelo era meterse en la cama y dejar el tiempo correr mientras dormía, decidió ir por calles secundarias para ahorrar algo de tiempo, algo que siempre le había molestado era tener que esperar aunque el mismo causara esa espera.

Solo acompañado por un par de gatos q rebuscaban en los contenedores de basura su camino seguía tranquilo, algunos gatos saltaron espantados, tres sombras le cortaron el camino, el viejo asustado decidió dar marcha atrás y al girarse vio como otras dos sombras estaban paradas delante de él, el sudor frio no tardo en aparecer en su frente.

“será mejor que vacíes los bolsillos viejo” dijo una voz a su espalda, el viejo se giro, mientras que los dos que quedaban detrás se acercaron, “¿a que esperas viejo?” dijo otra de las sombras, acerco la botella a sus labios para comprobar que ya estaba vacía, el sudor frio desapareció de su frente, empezó a distinguir algunos rasgos en las sombras que tenía delante, no eran más que críos, apenas llegarían superarían los veinte años, en cierto modo sintió pena por ellos, hasta que se fijo que en cierto modo iban armados.

Uno de ellos levanto su brazo envuelto en una cadena “¿¡Es que estas sordo, que nos des lo que tengas!” , el viejo dejo caer su botella lo justo para agarrarla por el cuello, sin mediar palabra golpeo la cabeza del que tenía delante a su izquierda, la botella se rompió, haciendo que los trocitos de cristal volaran en todas direcciones, dejo caer el cuello roto de la botella y dirigió la palma de su mano al pecho del que estaba delante de él a su derecha, el impacto en su pecho produjo un sonido seco, el chaval salió despedido hasta la pared y como cayó quedo inmóvil, la sombra que estaba delante del viejo aun tenía el brazo en alto intento golpearlo pero este le cogió con su brazo izquierdo, los gritos de dolor del chico no tardaron en hacerse oír.

Pedía que le soltara, era una súplica, el viejo no se movía solo lo miraba, miraba como gritaba miraba como el miedo le invadía los del chico, el sonido a hueso roto retumbo por toda la calle, de repente el viejo se estremeció, una punzada le recorrió toda la espalda, uno de los que estaba detrás le había clavado un destornillador en su costado cayó de rodillas al suelo mientras gritaba de dolor, los dos chavales que quedaban estaban paralizados, los gritos del viejo fueron transformándose en risa, el destornillador salía poco a poco de su cuerpo y de su herida empezó brozar una neblina rojiza, sin despegarse del viejo la neblina lo recorría recubriéndolo, como un aura, los dos chavales comenzaron a correr mientras el viejo seguía riendo, ellos corrían, sin mirar solo pensando en llegar al final para girar a algún lado y escapar de esa calle, el viejo volvió a gritar, ellos no paraban de correr, cada vez más rápido, casi no notaban el suelo bajo sus pies hasta que ambos comprendieron que estaban elevándose, cada vez más, solo tuvieron tiempo de mirar al viejo de pie sonriendo sin apartar la mirada, antes de caer.

El viejo salió de la calle tocándose el costado, donde antes había una herida ya solo quedaba un agujero en la ropa,

- Vaya, pensaba que estaba oxidado –dijó-