25 de agosto de 2013

Una Historia Bonita


Hacía mucho que Frank estaba enamorado de Carey, al menos unos dos años, desde aquel día en que la vio llegar a clase, Carey acababa de mudarse a la ciudad y era su primer día de clase, cruzo el umbral de esa puerta y los ojos de Frank se clavaron directamente en ella, su cabello rubio, su mirada inocente y ataviada con un peto, no se veían chicas así en esa ciudad, Frank había llegado del colegio hecho un manojo de nervios, dejo la mochila tirada en el recibidor y se fue corriendo al baño, se duchó, se vistió y salió igual de rápido que había llegado, como si no quisiera darse tiempo a pensar lo que estaba a punto de hacer
Y ahí estaba él, dos años después, camino a la casa de Carey, con un par de margaritas en una mano y toda la determinación y el valor que pudo reunir en la otra. Apenas quedaban un par de casas hasta la casa de Carey, su corazón era lo más parecido a un concierto de percusión, ya podía ver la fachada azul de la casa de Carey, también podía a ver al padre de Carey plantado en el jardín delantero de la casa, cada paso lo acercaba mas a Carey y a un más que posible ataque cardíaco.

Por fin el interminable camino de baldosas amarillas llego a su fin y delante de él podía ver al gran mago, al que tendría que pedirle pasar un rato con la princesa que vivía en el castillo, el padre de Carey estaba parado en el camino que conducía hasta la puerta de la casa, de espaldas a Frank, sin apenas moverse, solo un tambaleo casi imperceptible, Frank lo miraba con cierta incertidumbre, sin poder evitar preguntar qué hacia el padre de Carey  parado mirando la casa, de su boca salió un tímido “señor”, aunque no hubo respuesta, el padre de Carey seguía quieto, aunque el tambaleo pareció detenerse, Frank volvió a insistir, esta vez fue con “¿Señor, se encuentra bien?” , el padre de Carey comenzó a girar sobre sí mismo, de una forma algo errática, como si le costase realizar un movimiento tan sencillo, casi como si estuviera enfermo y le doliera cada uno de los músculos que necesitaba usar, todo esto fue acompañado de un gruñido, apenas imperceptible al principio, pero que iba haciéndose más notable segundo a segundo, lo que Frank vio cuando el padre de Carey se dio la vuelta por completo le heló la sangre, le faltaba parte de la mandíbula, de la cual brotaba sangre a borbotones, manchando lo que encontraba a su paso, la herida de la mandíbula se extendía por la cabeza, uno de los ojos no estaba donde debía estar y el otro estaba completamente blanco.

- Espera ¿zombis? ¿En serio? ¿Vas a meter zombis?

- Si bueno, había pensado que quedarían bien

- Pero ¿no tenias que escribir una historia bonita?

- Bueno, es que no me dejas terminar, ahora Frank haría acopio de valor y saldría corriendo a la casa de  Carey para buscarla y sacarla de allí.

- Pero los zombis no son bonitos

- Ya, bueno, pero es una historia de amor con zombis de por medio

- Vamos no me jodas, es como encontrar una flor en un vertedero, es bonita, pero está rodeada de mierda, vas a tener que llenarlo todo de vísceras y sangre, intenta otra cosa.

- Venga va

Esa noche era la noche, llevaban muchas noches yendo al mismo claro de la montaña, montando sus telescopios y fijando su mirada en la profunda y negra noche, todas las noches veían las mismas constelaciones, algunas que otras estrellas fugaces y muchos aviones, aunque no eran lo que ellos esperaban, pero esa noche se respiraba un ambiente distinto, el aire sabia de otra forma, estaban seguros de que esa noche tendrían un contacto, así que allí estaban de nuevo Jules, Rick y Brian, sentados cada uno con su telescopio al lado de la hoguera para no pasar demasiado frío  habían pasado como cuatro horas desde que habían llegado

- Te veo venir

- ¿Cómo?

- Si, ahora llegara una nave, saldrán unos hombrecillos verdes, mataran a alguno de esos imbéciles y el otro escapará

- No exactamente

- ¿Entonces?

- Bueno solo iba a aparecer por el momento un alíen por detrás de ellos, y bueno, si mataría a, no se a Rick mismo, total, empezarían un conflicto interestelar y al final Jules y Brian salvarían a la humanidad y vengarían a Rick

- ¿Y eso es bonito?

- Es un final feliz, ¿no? Nos salvamos todos y somos felices

- Si por ti fuera dejarías que nos arrasaran a todos, se trata de una historia bonita con un final feliz, no que después de un genocidio consigas un final feliz.

- Entonces ¿Qué hago?

- La historia de amor no estaba mal, pero podías darle tu punto, como aquella del pájaro y el espantapájaros

- Vale, si de esta no funciona vuelvo a matar cosas y eso eh

Hacía años que esa casa estaba abandonada, aunque eso no era motivo para que a pesar de su edad, Dean a pesar de ser un hombre  volviese cada día a mantenerla, hacia como unos siete años que nadie vivía allí, pero el aspecto de la casa no era dejado o descuidado, al revés, era como si no la hubiesen abandonado nunca

- Este pinta algo mejor

Cada mañana Dean seguía llegando puntual, arreglaba y regaba las plantas, recorría la casa entera,  revisaba la caldera, arreglaba algún desperfecto, se aseguraba de que los escalones no chirriasen, delicado, con sutileza, como alguien que cuida a una persona que ama y que ha caído enferma.

- Si eso tal vez, cambia lo de persona enferma como por alguien que cuida a su mascota

Los vecinos no entendían muy bien porque Dean seguía trabajando allí, los dueños de la casa se habían ido hace mucho, pero era como si no fuera así  el simple hecho de ver a Dean ir cada día de forma casi religiosa a realizar su trabajo, daba la impresión de que la casa seguía habitada.

- Mucha presentación, empieza a meter algo interesante

Cierta mañana, la señora Brells, pasaba por delante de la casa y allí estaba Dean podando los setos de la entrada, no tuvo más remedio que interesarse en Dean y preguntarle la razón de seguir yendo a trabajar cada día si ya nadie vivía allí.

- La verdad es que me llama la atención a mí también

Dean no levantó la mirada, simplemente le dijo “hace ya mucho que ya no vengo a trabajar aquí”.  La señora Brells se extraño, ella lo veía cada día allí, encargándose de todo, “además sí que vive alguien aquí y es necesario que la casa este impecable”, la curiosidad de la señora Brells casi podía olerse “no he visto a ningún nuevo vecino” dijo ella, Dean por fin dejo de mirar al seto y miro directamente a los ojos de la señora Brells y abrió la boca para decir “Lo está viendo ahora mismo”

- Sutil, bonita y final feliz

- ¿Si? Me ha costado mucho no hacer que Dean le cortara la cabeza a Brells con las tijeras de podar

- …

18 de agosto de 2013

Estamos a gusto - Narrado

http://www.youtube.com/watch?v=qtLmBPJLsS0&feature=c4-overview&list=UU6d6cphdRleMhczEpDlCv8A

como en el anterior caso

Estamos a gusto


Estamos a gusto, estamos a gusto con nuestra vida, estamos a gusto yendo a recoger a los niños al colegio, esperándolos de cuclillas para que se nos abracen ante la mirada de los demás padres, estamos a gusto con nuestro refresco de cola y tres cubitos en la tarde de más de cuarenta grados, estamos a gusto escuchando nuestra música, tumbados en la cama y con los ojos cerrados, estamos a gusto viendo programas en nuestra televisión de mas pulgadas que la del vecino, estamos a gusto levantándonos temprano para ir a nuestro trabajo y poder cobrar llegado el final de mes, estamos a gusto cenando a una hora más o menos marcada, estamos a gusto acudiendo a reuniones familiares cada cierto tiempo, estamos a gusto reemplazando a una persona cuando la anterior ha decidido salir de nuestras vidas, también lo estamos apurando lo poco que queda del bote de kétchup, estamos a gusto viendo películas en el cine, sentados en un restaurante esperando que el camarero se acerque para atendernos, teniendo sexo con personas que apenas conocemos, sentados en un bar bebiendo, si, sin duda lo estamos, esperando quince minutos para que se abra la puerta del colegio y salgan los niños en una estampida incontrolable de gritos, tragando mierda sobresaturada en azucares, lo estamos cuando nos sentamos a tragarnos programas carentes de sentido alguno creados por productores que apenas saben distinguir una mierda hasta que no la tienen en la cara, estamos a gusto madrugando como esclavos a horas que ni deberían existir para ir a nuestro trabajo para repetir una y una vez la misma actividad esperando que esa semana no te echen y puedas tener algo de dinero a final de mes, menos de lo que te mereces y lo justo para que sigas atrapado, estamos a gusto yendo a ver a familiares que no soportamos, ya sea con la excusa de una celebración, ya sea por compromiso, por favor, que sea familia no significa que le debas nada, algo fruto de la casualidad que te ata de por vida, estamos a gusto dejando que alguien se escape, alguien que pensaste que le importabas, lo justo para sustituirte cuando tuvo la oportunidad, pero no importa, porque siempre habrá alguien nuevo y en cuanto tengas tu juguete, te olvidaras del viejo, estamos a gusto dejando que nos bombardeen con cánones estéticos, políticos, religiosos, morales siempre y cuando sean en forma de película de hora y media de relleno,  a gusto con esperar durante una hora a que nos preparen una comida con total desgana que devoramos con las ganas que faltaron al preparar y que sabe igual que el mantel que cubre la mesa, apoyados en una barra dejando que los cuarenta grados de la copa nos consuman la poca vida que nos queda, estamos a gusto sonriendo a personas que no nos importan más alla de saber cuánto gritaran cuando estén en nuestra cama, si, sin duda estamos a gusto con nuestra vida.

Hasta que comprendes, que no tienes vida. 

11 de agosto de 2013

Inercia II

- ¿Por inercia?

- Si, la dejo que conduzca sin frenos, a fin de cuentas es algo que ella también quiere

- ¿Hacia donde?

- Hacia mi, cada día esta mas enamorada de mi

- Pero ¿tu de ella no? ¿verdad?

- Obvio, soy incapaz de volver a sentir algo por alguien

- ¿Porque es algo que ella quiere?

- Esta tan vacía  casi tanto como yo, que en cierto modo, yo consigo darle sentido, soy su excusa para sentirse mejor, para sentirse un poco humana, para no pensar que es la única persona del mundo tan hueca como un árbol viejo a punto de quebrarse

- ¿Entonces cual es el sentido de decirle que la quiere? ¿Te divierte?

- No, ella no es una diversión, hay otras que si, si quiere podríamos tratar ese tema otro día,  pero ella no es una diversión para mi.

- ¿Entonces que es ella para ti?

- Ella mas bien es un lienzo en blanco, una masa amorfa de arcilla a la espera de ser colocada en un torno, ya sabe, un diamante en bruto al que pulir

- ¿Y que pretendes sacar de ella?

- No, nada, yo no necesito sacar nada de ella, solo, la pulo, le enseño el camino, para que no termine siendo como yo

- No creo que alguien como tu haga algo por alguien de forma desinteresada, a no ser que esa persona sea, ya sabes, la bestia.

- No puedo engañarle, tampoco puedo engañarme, no suelo hacer nada por nadie si no consigo beneficio, a no ser, como bien dices que, que esa persona, sea ... la bestia.

- Entonces ¿cual es la razón de moldear a esa chica? ¿que quieres obtener? ¿cual es tu obra?

- Nada, solo, ¡ solo me divierto con ella !, ¿esta bien? solo es eso, un juego mas, te mentí.

- No, no has mentido, has encontrado a alguien tan hueco, tan vacio, que es sumamente fácil de rellenar, y es lo que haces, rellenarla con todas las cosas que tenia la bestia, todas esas cosas que te hacían esforzarte por alguien, todas y cada una de las cosas que hacían que esa persona te importara, estas fabricandote una nueva bestia, porque sabes que la original ya esta perdida, pero por otro lado, te odias, porque la nueva no sera como la original, no sera la misma, solo un parche, una arreglo temporal, una distracción para intentar olvidar que ella, la autentica, no volverá. Ahora puedo hacerme una idea de como la bestia te removió por dentro, de como trastoco todas y cada una de tus convicciones que te hacían ser como eres y de lo que eres capaz de hacer por recuperarla.




4 de agosto de 2013

¿Qué Eres?


Me miras a mis ojos, directa sin miedo, casi arrogante y me preguntas algo que me descoloca

-¿Qué Eres?

No llego a comprender por qué hace eso mientras sigo desgarrando la carne con un cuchillo que fue diseñado para conseguir un corte limpio, sin embargo ahora, no lo está consiguiendo, supongo que debido a la excitación del momento

- ¿Por qué te pregunto eso, si se lo que eres? – vuelve a hablar casi en susurro

La verdad me importa poco, estoy demasiado concentrando en cortar el tendón que ha bloqueado a mi cuchillo en su torpe y cálido recorrido

- Directivo de una empresa  ¿verdad?

Cállate, por favor, no te pago para que hables, solo te pago para tener un par de tetas a las que mirar y si me apetece llevarla a mi apartamento del centro, levanto la vista hasta mirarla fijamente a los ojos, cojo aire, guardo las formas, me levanto casi deslizándome y la dejo allí sentada en la mesa de ese restaurante sin casi darse cuenta de que ya me he ido