Me miras a mis ojos, directa sin miedo, casi arrogante y me
preguntas algo que me descoloca
-¿Qué Eres?
No llego a comprender por qué hace eso mientras sigo
desgarrando la carne con un cuchillo que fue diseñado para conseguir un corte
limpio, sin embargo ahora, no lo está consiguiendo, supongo que debido a la
excitación del momento
- ¿Por qué te pregunto eso, si se lo que eres? – vuelve a
hablar casi en susurro
La verdad me importa poco, estoy demasiado concentrando en
cortar el tendón que ha bloqueado a mi cuchillo en su torpe y cálido recorrido
- Directivo de una empresa
¿verdad?
Cállate, por favor, no te pago para que hables, solo te pago
para tener un par de tetas a las que mirar y si me apetece llevarla a mi
apartamento del centro, levanto la vista hasta mirarla fijamente a los ojos,
cojo aire, guardo las formas, me levanto casi deslizándome y la dejo allí
sentada en la mesa de ese restaurante sin casi darse cuenta de que ya me he ido
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