14 de julio de 2013

Pizza y Tarantino


- ¿De que la pedimos?

- No sé, a mi me da igual, lo que tú quieras cariño

- No, no, no, no, no volveré a caer en eso, la última vez pedí lo que quise y estuviste todo el rato quejándote

- Ya, pero es que tienes un gusto un tanto peculiar

- Me gustan las cosas fuertes, por eso estoy contigo

- Calla idiota, mira, pide para mí una de esas que tienen piña

- ¿Hawaiana?

- Si, esa y pídete otra para ti de lo que quieras

- Está bien, déjame tu móvil

- Mientras llamas buscare una película para ver mientras cenamos

- Tu gusto en ese campo sí que me da miedo

- Calla idiota

Poco después de que él pidiera la pizza, se acercó a ella por la espalda

- ¿Qué? ¿Has encontrado algo que ver?

- Si, Django

- Estas emperrada en que vea esa película, sabes que detesto a Tarantino

- Si ya lo sé, porque es una mala copia de tus directores orientales y bla bla bla

- No te burles, es así  solo es un aprovechado que hizo una buena película, Tarantino es al cine lo que call of duty a los juegos o Santana a la música, hicieron algo bueno y a vivir del nombre

- Pero sé que te va a gustar

- Va, lo intentare, total

- El repartidor, llego unos veinticinco o veintiséis minutos después de que empezaran a ver la película, un instante de salvación del infierno tarantinesco

- Vale, aquí tienes tu insípida pizza con piña y esta es mi maravillosa y picante pizza con toda la carne y condimentos que tenían en la pizzería

No tardaron demasiado en terminar de comer, ella solía dejar los bordes de la pizza, él no entendía eso, casi se podía decir que era la parte que más le gustaba, a pesar de ser la que menos sabor tenia, pero esa esponjosidad que encontraba en los bordes, no la encontraba en el resto de la pizza, a no ser que los bordes estuviesen crujientes, aun así, también le encantaban

- Bueno, ya recogeremos cuando acabe la película

- Tranquila ya lo hago yo

- Él, recogió las servilletas de la mesa y las metió dentro de una de las cajas de pizza, puso una caja sobre la otra, las sostuvo entre sus manos, y de repente ambas cajas desaparecieron

- ¿Dónde las has mandado esta vez?

Pues no estoy muy seguro, al oeste, posiblemente al pacifico

- No me gusta que tires basura al mar, por cierto ¿Dónde está mi móvil?

En ese mismo instante, dos cajas de pizza, aparecieron a unos 60 metros sobre el océano pacifico, no muy lejos de las costas del Caribe, nadie pudo verlas, nadie pudo saber que aparecieron de repente allí en lugar de ser arrastradas por la marea, a excepción de un gran blanco que en ese momento se encontraba bastante cerca de la superficie, obviamente no sabía muy bien que eran esas cosas que flotaban allí arriba, pero tampoco le importo mucho su ignorancia a la hora de comérselas, unos minutos más tarde, el gran blanco pudo sentir una vibración que provenía de su estomago (eso habría pensado de ser consciente de poseer un órgano llamado estomago) y un ligero sonido ahogado, que se podía oír mejor si alguien hubiera sido tan valiente como para poner su oído cerca de las branquias del escualo, en ese mismo instante, a más de seis mil kilómetros, había un chico llamando al móvil de su chica para intentar encontrarlo por el sonido.

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