23 de marzo de 2014

Perros

Era una noche fría, de las mas frías que recordase, los perros andaban algo nerviosos así que ese día los deje dormir dentro de la casa, me acode entre ellos en el sofá, ya que se hicieron los dueños de este. Fume y bebí hasta que se hizo tarde, hacia un par de horas que solo había anuncios de teletienda en la televisión pero yo seguía anclado en el sofá entre mis perros, buscando excusas estúpidas para no ir a dormir, de hecho, llevaba varias semanas en que yo no iba a dormir, si no que el sueño venia a mi, evitaba quedarme a solas y oscuras, lo evitaba a toda costa, quedándome despierto hasta que el sueño me derrotaba y me dormía sin ser capaz al día siguiente de recordar en que momento caí rendido, aunque por las mañanas era algo distinto, por las mañanas me sentía bien, era como si nunca hubiera tenido un problema, como si tuviera mi vida resuelta, pero conforme pasaban las horas, volvía el miedo, supongo que a fin de cuentas, la oscuridad de la noche es lo que trae, incertidumbre, intranquilidad, miedo. Esos fueron mis días durante meses, posiblemente fue la época de mi vida en la que mas bebí, no me considero alcohólico, pero aquellos meses me comporte como si lo fuera, cuando se te acaba la cocacola y terminas haciendo té de limón para mezclarlo con el brandy, es entonces cuando te das cuenta de que tienes un problema y vaya si lo tenia, pero se podría decir que no me sentía del todo solo, tenia a mis perros, me dieron mas compañía que cualquier otro humano podría haberme dado, era una simbiosis, yo los alimentaba y ellos impedían que dejase de alimentarme, por decirlo de alguna manera. Y de repente surgió ella, tan roja y tan verde, tan encerrada también en sus perros y casi tan a oscuras como yo y contra todo pronostico, me rescato, la rescaté.

No hay comentarios:

Publicar un comentario