Cuando aun el mundo no era mundo y la oscuridad campaba a sus anchas,dos
dioses hermanos compartian entre ellos la tierra, Fuzon y Golgonooza. Fuzon
usaba la tierra como su patio de recreo, las criaturas de la noche eran los
dueños y señores de este mundo de tinieblas, dejando un rastro de muerte y
sangre alla por donde pasaban, arrasando aldeas sin mostrar piedad, comandados
por Fuzon, asi perduraron durante siglos, destrozando cualquier forma de vida
que encontraban a su paso.
A Golgonooza aquello le daba igual, las idas y venidas de su hermano no
eran importantes, el se divertida fijando su mirada en una pequeña aldea,
alejada de todo la muerta causada por Fuzon, la aldea de Grazz, la cual
perduraba sin saberlo gracias a la mano de Golgonooza.
Ajenos a esa maldad, los habitantes de la aldea de Grazz llevaban una
vida tranquila, prosperando día a día con el trabajo de todos ellos, no conocían
a los Dioses, ni si quiera sabían que cuando una cosecha crecía sin explicación
o cuando las vacas daban mas leche de lo esperado era gracias a Golgonooza.
El pacto entre los dos Dioses hermanos era sencillo, Fuzon respetaba
Grazz y a cambio Golgonooza no se inmiscuía en los asuntos de Fuzon.
Y así fue, mientras el hambre de destrucción y dominación de Fuzon crecía,
Golgonooza convertía a Grazz en ciudad, condado, país, pero la destrucción de
Fuzon era rápida, en unas décadas no quedaba más que conquistar, no quedaban
mas ciudades que tomar, ninguna aparte de Grazz, las criaturas de Fuzon se
mataban unas a otras y Fuzon apenas podía contener las ganas de arrasar Grazz,
a pesar de que sabía que Golgonooza era más fuerte que él, cegado por sus
ansias de poder y por su mayoría numérica en tropas, se persono delante de
Grazz e hizo a avanzar a sus criaturas.
Comenzó el caos, la gente de Grazz aprendió por las malas que los Dioses
existían y que no siempre eran buenos, asesinatos, violaciones, incendios,
hasta que un grito apago a los demás, una chica, una pequeña joven de Grazz al
ver como devoraban a su madre delante de ella, grito, y lo hizo con tanta
fuerza que la oyeron hasta en el cielo, inmediatamente una columna de luz cayó
sobre Grazz, propagándose por cada rincón, por cada recoveco, entrando por las
bocas de las criaturas de Fuzon y llenando todo su cuerpo, haciéndolas arder, a
esto lo siguió un estruendo, en el centro de la columna de luz, vieron una
forma humana, de rodillas, incorporándose poco a poco, mientras extendía unas
alas de fuego y se su mano brotaban unas llamas que tomaban la forma de una
espada, en ese momento todo Grazziano lo supo, como si de una enfermedad se
tratase, todos supieron que ese ser les habia ayudado no solo ahora, si no
durante siglos y la luz que los cubría se pego a su cuerpo tornándose llamas,
pero unas llamas que nos los quemaban, unas llamas que los protegían y hacían a
las criaturas huir, perdieron el miedo.
Ahora eran las criaturas las que huian, Fuzon estaba paralizado, quiso
huir, pero antes de mover si quiera un solo musculo de su pie, Golgonooza
volaba hacia él, extendiendo llamas a cada aleteo de sus alas, mientras gritaba
- ¡¡¡¡ FUZOOOOOOOON !!!!
La batalla no duró mucho mas, Fuzon huyo y renegó del cielo, escondido
en las entrañas de la tierra creando un paraíso para sus criaturas y Golgonooza
se encargo de Grazz, convirtiéndola en el reino inmortal de sus fieles, con mas
determinación que nunca, ya que ahora tenían un enemigo en común, un enemigo
que volvería tarde o temprano, un enemigo al que se enfrentaran durante siglos,
una lucha hoy en día olvidada, reducida a una competición por conseguir más
devotos, pero aun vigente.
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