Los niños
correteaban espantando a los patos del estanque, algún que otro padre más
sensible les regañaba por esta actitud, a fin de cuentas, los patos no hacían daño a nadie y tampoco estaban allí para ser atracciones, aunque de poco servía,
al minuto los niños volvían a perseguir a los patos, los cuales solo alcanzaban
las paz al llegar al estanque, donde reposaban sobre el agua mirando
desafiantes a los niños, como retándolos a entrar en su terreno, donde ellos tenían
la ventaja, aunque siempre había algún perro con un dueño lo suficientemente
despistado como para dejar que este irrumpiera en el estanque, obligando a los
patos a salir de su protección y verse perseguidos de nuevo por los niños, un
parque al fin y al cabo, como cualquier otro, donde llevaban a los niños a
jugar, a los perros a pasear, donde podías desconectar del día a día y sentirte
un poco más tranquilo contigo mismo, un sitio donde poner tu cabeza en orden.
Un anciano,
miraba la pequeña guerra que tenían montada los patos contra los demás inquilinos
del parque, vestía una gabardina sepia, su pelo, blanco como la primera nieve
se despeinaba con la leve brisa que no dejaba de acariciarlo, jugando a
despeinarlo. Otro hombre, casi de la misma edad, vestido con un impoluto traje
negro se acercó por su espalda.
- He dudado
hasta el último segundo si serias capaz de venir –dijo el viejo de la
gabardina-
- ¿Y
porque no iba a venir? Hay que cuidar de los viejos amigos y tú y yo siempre
hemos tenido una relación especial
- Este parque
–al viejo de la gabardina parecía faltarle la fuerza para continuar la frase-
este parque fue donde la mataste
- Veo que
tu memoria sigue bien, me alegro, créeme, me alegro de veras, pero sin querer
entrar en conflicto, yo no la maté, fuiste tú e incluso tampoco, mas bien,
fuiste tú quien la dejo morir, es muy distinto, Child.
El viejo
de la gabardina se giro y agarró del cuello de la chaqueta
- ¡Bastardo,
nos tendiste una trampa!
-Si, y
vosotros caísteis en ella, ese es el propósito de las trampas, ¿No crees,
Child?
- Pero ella,
ella… - la fuerza se fue escapando de las manos de Child –
El hombre
del traje negro se zafó y volvió a colocarse la chaqueta, Child bajo la vista y
parecía que se había embarcado en un viaje al pasado dentro de su propia mente,
atormentándose por un pasado que se hacía muy presente y por un futuro que
nunca seria presente, el hombre del traje negro se encorvo hacia Child,
buscando su cara.
- Pero ella,
pero ella –lo imitaba con un tono burlón- ¿pero ella qué? ¿Pero ella era muy
joven? ¿Pero ella era como una hija para? ¿¡La querías Child!? ¿¡Era eso!? ¿¡La
querías!? ¿Sabes qué? –El hombre del traje negro fue ahora quien agarró la
gabardina de Child- ¿te acuerdas de aquel hombre, rubio, aquel hombre que
estaba conmigo? Yo también lo quería a él y tú, junto con ella, lo matasteis,
¿es justo, no crees?
El ensañamiento
de Child se perdió tan rápido como escuchó esa pregunta, la cual retumbo por
cada una de las esquinas de su cabeza hasta impactar en uno de sus recuerdos haciéndolo
añicos, lanzó un puñetazo al estomago del viejo del traje de negro que hizo que
lo soltara retrocediendo un paso.
- ¡Vosotros,
erais asesinos, matabais gente inocente!
- Cada palabra
la firmaba con un nuevo puñetazo, estomago, pecho, cuello, cara, intentaba
poner un punto y final en todo el cuerpo del viejo, este consiguió esquivar el
ultimo y aprovechó la inercia de Child para agarrar su brazo y lanzarlo contra
el suelo, Child se levanto con una agilidad impropia de alguien de su edad, la
rabia había tomado el control y la rabia no entiende de edades, pero tan pronto
como se incorporo recibió un derechazo directo en su cara que lo volvió a
enviar directo al suelo, el viejo del traje negro encorvo su cuerpo sobre el
cuerpo tirado de Child.
- ¿¡Sabes
qué pasa cuando juegas con asesinos!? ¡QUE MUERE GENTE INOCENTE! Y ¿¡Sabes qué
pasa cuando matas a la única persona que le importa a ese asesino!? ESE ASESINO
MATARÁ A LA ÚNICA PERSONA QUE TE IMPORTA A TI ¿Qué diferencia hay? Entraste en
el juego, lo matasteis, ¿Qué diferencia hay entre tú y yo? ¿La cantidad? ¿Los métodos?
Somos iguales Child, tú me quitaste lo que me contenía y yo te quite lo que te mantenía,
ambos nos desmoronamos y nos lo debemos el uno al otro.
El
viejo del traje negro cruzo una pierna sobre Child y se arrodillo sobre él,
acercó su cara a la de Child.
- ¿Lo
entiendes, viejo? Somos iguales, somos nuestros padres, somos…
Child
lanzó un cabezazo a la nariz del otro viejo y lo empujo para quitárselo de
encima, el viejo del traje negro se retorció de dolor, mientras recuperaba la
compostura pudo notar como un frito tubo se le hincaba en la nuca, Child estaba
encañonándolo
- Yo nunca
maté a nadie desarmado y por la espalda, hasta ahora.
El viejo
vestido de negro noto un golpe seco en la nuca y la realidad comenzó a
ennegrecerse para él.