19 de enero de 2014

Seres Viles


Este castillo albergara mis últimas palabras, esta posiblemente sea la última carta que escriba, el ataque nos pillo por sorpresa a todos, hacía años que no sufríamos ninguno, así que supongo que aprendimos a estar tranquilos, aprendimos a ser descuidados, nos hicimos débiles y por eso en una sola noche arrasaron la aldea, mis compañeros y yo lo tuvimos claro, no quedaba aldea que defender y no quedaba sitio donde guarecerse, así que decidimos entregar nuestras almas a una última causa, asaltaríamos el castillo por la fuerza y mataríamos a su señor, al fin y al cabo, no quedaba otra opción, la muerte estaba cercana de todas maneras, así que mejor encontrarla luchando.

Así que allí fuimos, nos armamos como pudimos y salimos de la aldea camino al castillo, el camino fue tranquilo, pero cuando llegamos al puente levadizo, comprendimos que nos esperaban, el puente estaba bajado, pero las arpías estaban vigilantes, perdimos a algunos hombres, elevaban a los hombres y los dejaban caer desde las alturas para despeñarlos, así que nos vimos esquivando a esas bestias y a nuestros compañeros cayendo a plomo.

Tal vez fueron los que más suerte tuvieron, al menos, no sufrieron demasiado, en el recibidor nos esperaban, esas bestias descarriadas son más resistentes que cualquier otra criatura, la carnicería del recibidor se saldó con más vidas que el puente, a fin de cuentas, apenas sobrevivimos los que tuvimos la fortuna de coger una espada de plata antes de salir, ya que es el único metal que hace daño a esos perros del demonio, uno de ellos consiguió morderme en el hombro, así que ya se cual es mi destino, pero luchare con todas mis fuerzas antes de sucumbir a su infecciosa maldición, la mordedura me matara para luego hacerme renacer como otra bestia mas.

Somos hombres temerosos de Dios, sin nada que perder, nos han arrinconado y no nos ha quedado otra que defendernos a mordiscos, se que lo conseguiremos, se que desterraremos la oscuridad de una vez por todas de estas tierras, pero también sabemos que posiblemente no lo disfrutara ninguno de nosotros.
Los que sobrevivimos al ataque de los lobos nos topamos con toda clase de criaturas, aun quedan hombres en este castillo, pero yo apenas puedo seguir, mis compañeros me han dejado atrás, lo entiendo, también me dejaron una daga, como una última salida, una última decisión, morir como hombre o como bestia, espero que ellos mismo encuentren esta carta, eso significara que han tenido éxito, yo al menos, no seré un enemigo que los aguarde a su regreso.

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