12 de enero de 2014

El parque


Los niños correteaban espantando a los patos del estanque, algún que otro padre más sensible les regañaba por esta actitud, a fin de cuentas, los patos no hacían daño a nadie y tampoco estaban allí para ser atracciones, aunque de poco servía, al minuto los niños volvían a perseguir a los patos, los cuales solo alcanzaban las paz al llegar al estanque, donde reposaban sobre el agua mirando desafiantes a los niños, como retándolos a entrar en su terreno, donde ellos tenían la ventaja, aunque siempre había algún perro con un dueño lo suficientemente despistado como para dejar que este irrumpiera en el estanque, obligando a los patos a salir de su protección y verse perseguidos de nuevo por los niños, un parque al fin y al cabo, como cualquier otro, donde llevaban a los niños a jugar, a los perros a pasear, donde podías desconectar del día a día y sentirte un poco más tranquilo contigo mismo, un sitio donde poner tu cabeza en orden.

Un anciano, miraba la pequeña guerra que tenían montada los patos contra los demás inquilinos del parque, vestía una gabardina sepia, su pelo, blanco como la primera nieve se despeinaba con la leve brisa que no dejaba de acariciarlo, jugando a despeinarlo. Otro hombre, casi de la misma edad, vestido con un impoluto traje negro se acercó por su espalda.

- He dudado hasta el último segundo si serias capaz de venir –dijo el viejo de la gabardina-

- ¿Y porque no iba a venir? Hay que cuidar de los viejos amigos y tú y yo siempre hemos tenido una relación especial

- Este parque –al viejo de la gabardina parecía faltarle la fuerza para continuar la frase- este parque fue donde la mataste

- Veo que tu memoria sigue bien, me alegro, créeme, me alegro de veras, pero sin querer entrar en conflicto, yo no la maté, fuiste tú e incluso tampoco, mas bien, fuiste tú quien la dejo morir, es muy distinto, Child.

El viejo de la gabardina se giro y agarró del cuello de la chaqueta

- ¡Bastardo, nos tendiste una trampa!

-Si, y vosotros caísteis en ella, ese es el propósito de las trampas, ¿No crees, Child?

- Pero ella, ella… - la fuerza se fue escapando de las manos de Child –

El hombre del traje negro se zafó y volvió a colocarse la chaqueta, Child bajo la vista y parecía que se había embarcado en un viaje al pasado dentro de su propia mente, atormentándose por un pasado que se hacía muy presente y por un futuro que nunca seria presente, el hombre del traje negro se encorvo hacia Child, buscando su cara.

- Pero ella, pero ella –lo imitaba con un tono burlón- ¿pero ella qué? ¿Pero ella era muy joven? ¿Pero ella era como una hija para? ¿¡La querías Child!? ¿¡Era eso!? ¿¡La querías!? ¿Sabes qué? –El hombre del traje negro fue ahora quien agarró la gabardina de Child- ¿te acuerdas de aquel hombre, rubio, aquel hombre que estaba conmigo? Yo también lo quería a él y tú, junto con ella, lo matasteis, ¿es justo, no crees?
El ensañamiento de Child se perdió tan rápido como escuchó esa pregunta, la cual retumbo por cada una de las esquinas de su cabeza hasta impactar en uno de sus recuerdos haciéndolo añicos, lanzó un puñetazo al estomago del viejo del traje de negro que hizo que lo soltara retrocediendo un paso.

- ¡Vosotros, erais asesinos, matabais gente inocente!

- Cada palabra la firmaba con un nuevo puñetazo, estomago, pecho, cuello, cara, intentaba poner un punto y final en todo el cuerpo del viejo, este consiguió esquivar el ultimo y aprovechó la inercia de Child para agarrar su brazo y lanzarlo contra el suelo, Child se levanto con una agilidad impropia de alguien de su edad, la rabia había tomado el control y la rabia no entiende de edades, pero tan pronto como se incorporo recibió un derechazo directo en su cara que lo volvió a enviar directo al suelo, el viejo del traje negro encorvo su cuerpo sobre el cuerpo tirado de Child.

- ¿¡Sabes qué pasa cuando juegas con asesinos!? ¡QUE MUERE GENTE INOCENTE! Y ¿¡Sabes qué pasa cuando matas a la única persona que le importa a ese asesino!? ESE ASESINO MATARÁ A LA ÚNICA PERSONA QUE TE IMPORTA A TI ¿Qué diferencia hay? Entraste en el juego, lo matasteis, ¿Qué diferencia hay entre tú y yo? ¿La cantidad? ¿Los métodos? Somos iguales Child, tú me quitaste lo que me contenía y yo te quite lo que te mantenía, ambos nos desmoronamos y nos lo debemos el uno al otro.
El viejo del traje negro cruzo una pierna sobre Child y se arrodillo sobre él, acercó su cara a la de Child.

- ¿Lo entiendes, viejo? Somos iguales, somos nuestros padres, somos…

Child lanzó un cabezazo a la nariz del otro viejo y lo empujo para quitárselo de encima, el viejo del traje negro se retorció de dolor, mientras recuperaba la compostura pudo notar como un frito tubo se le hincaba en la nuca, Child estaba encañonándolo

- Yo nunca maté a nadie desarmado y por la espalda, hasta ahora.

El viejo vestido de negro noto un golpe seco en la nuca y la realidad comenzó a ennegrecerse para él.

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