26 de febrero de 2012

Râs tâcut

Erase una vez que se era un payaso de circo incapaz de reir, aunque era la estrella allá donde fuera su circo, la gente acudia en masa solo por verle a el, solo el conseguia que cualquier persona riera hasta que les dolia el estomago, sin embargo el nunca supo lo que era tener una carcajada incontrolable, en su vida jamas rio, ni cuando vio a su padre caerse de la bici, ni cuando su hermano en la fiesta de cumpleaños de su mejor amigo se cayo sobre la tarta antes de que soplaran las velas, a pesar de todo era el mejor creando risa.

En cuanto ponia el pie en la pista, todo el publico estaba atento, nunca ensayaba, todos sus números eran improvisados, la gente no podia parar de reir, a veces incluso cuando otros payasos lo acompañaban tenian que dejar de actuar por que la risa les invadia, pero el era incapaz de sentir lo mismo.

De viaje a otra ciudad, el payaso fue a hablar con el director del circo, queria decirle que no encontraba diversion en su trabajo y queria dejar el circo, el director horrorizado intento convencerle para que no se fuera, sin preocuparse por el motivo, el payaso no aguanto mas y le conto todo, le conto que nunca se habia reido con nada y que a pesar de ser el mejor haciendo reir, no poder hacerlo el, lo mantenia deprimido.

En ese momento el director compredio porque era el mejor haciendo reir a la gente, no se veia afectado por la risa, no podia dejarse llevar por sus propias bromas y asi se lo hizo ver, tu don es repartir risas, no la necesitas, le dijo que tendria que sentirse afortunado de que tanta gente quisiera verle por ser la unica persona capaz de hacerlo reir, el payaso comprendio que no necesitaba reir, que debia buscar la felicidad en lo que era capaz de hacer, desde aquel dia, en todas y cada una de sus actuaciones, el payaso seguia sin reir, pero una mueca de felicidad marcaba siempre su cara cada vez que el circo se sumia en una risa incontrolable.

2 comentarios: