El bar estaba tan lleno de bullicio como de gente, ser el
único bar de un pueblo modesto y aburrido augura una clientela fiel, por lo
general los que estaban sentados al lado de las ventanas comían, mientras que
los ya de por si afincados a la barra, bebían y en cada rincón del local cada
uno de sus clientes tenía su propia historia, sus propios problemas, en
definitiva, cada rincón, tenía una vida propia, y como cada noche, esas vidas
se reunían allí.
- ¿Qué tal por la granja Roy? Dijo mientras apoyada su cerveza
en la barra y se ajustaba bien su gorra verde
Roy miro a su alrededor para asegurar de que nadie les
prestaba atención, dio un largo trago y suspiro, se inclino un poco hacia Mark
buscando la intimidad que te puede dar el único bar del pueblo
- Esta
mañana cuando fui a echarle un ojo al ganado, faltaba otra, Mark, ya van tres y
ni una puta huella, nada de nada, solo una menos.
- Pero
¿has hablado con Tony?
- ¿Tony?
No, nunca, y no pienso hablar con Tony, quien quiera que sea él que me este
robando el ganado voy a pillarlo yo mismo, sabes, las tres veces han sido a
mitad de semana así que la semana que viene estaré esperándolo.
- ¿Cómo
puede llevarse una vaca, alguien solo? ¿Cómo puedes pensar que es solo una persona?,
avísame, montare guardia contigo, hace tiempo que no uso mi escopeta y ya la
estoy echando de menos.
- No
sé si quiero que vengas –apuro su cerveza- pero si es cierto que el asunto me
tiene escamado
- Te
roban vacas, es algo normal, a todos nos han robado algo en este pueblo, ya
sabes, es un lugar de paso, la gente viene y a aprovechan, saben que no van a
volver a pisarlo ¿Qué tiene de extraño?
Roy hizo puso un par de dólares sobre la barra, se levanto
de su taburete y se acerco todo lo que pudo a Mark mientras este hurgaba los
bolsillos de su pantalón buscando algo con lo que pagar su cerveza.
- Plumas,
Mark, plumas, esta mañana encontré un par de plumas, eran enormes, demasiado
grandes para ser de un águila, tal vez por eso no he querido avisar a Tony ¿Y
si solo es un pájaro con hambre?
- Insinúas
que un pájaro baja de las putas montañas volando hasta tu pequeña granja, coge
el solo a una puñetera vaca y se la lleva, sin más, dime Roy ¿Cuántas cervezas
llevas?
- Joder, ¿ves? Por eso no quería contártelo, sé
que es estúpido, porque por el tamaño de las plumas debería de ser un ave casi
del tamaño de las vacas, lo único de lo que estoy seguro es que me falta otra
vaca y que cada vez que pierdo una de esas vacas, encuentro un par de plumas
gigantes, y que yo sepa las vacas no pierden plumas.
Roy se largo bastante enfadado del bar, fue directo a su
camioneta y Mark le seguía de cerca
- Ey
venga, tranquilo Roy – lo detuvo -, solo bromeaba, mira la semana que viene,
estaremos allí, no se Roy, ¿Sigues teniendo tu rifle? Llevare mi escopeta y
esperaremos en tu tejado y pillaremos a ese cabrón, seguramente las plumas la
tire el mismo para que te pienses cosas así, un ave robando vacas es algo imposible,
quiere que te vuelvas loco, solo es eso, seguro Roy.
- Si,
seguro, tiene que ser eso, no se conforma con robarme, que ganas tengo de coger a ese mamón, en fin
Mark, es tarde, iré a casa no me gusta dejar a Rose sola, está un poco asustada
con este tema.
- Comprendo
y tranquilo, la semana que viene se acabara, pillaremos a ese tío y le haremos
pagar cada una de las vacas que te ha robado, aunque sea con sangre.
- Mark se alejo y volvió al bar, se había ido sin pagar, Roy
se metió por fin en su camioneta y fue directo granja con la cabeza un poco más tranquila por
la conversación con Mark.
La noche comenzaba a
caer sobre el pueblo de Heraldo, la gente gastaba las últimas horas del día en
el bar o en casa con la familia, Heraldo no destacaba de ninguna manera, situado en
la falda de una montaña, sobrevivía sobre todo por las granjas, apenas había unos pocos edificios grandes, una escuela para los cada vez menos niños, una
comisaria casi con la exclusiva tarea de poner paz en peleas de borrachos y
algún robo fortuito, nada destacable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario