6 de noviembre de 2009

Creed (2/4)

La sala de teatro se consterno, el hombre yacía quieto en el suelo y su sangre empezaba a caer por el escenario hacia el patio de butacas, algunas personas corrían despavoridas hacia las salidas, otras estaban clavadas en sus asientos sin mover si quiera un átomo de su cuerpo.

Los más serenos proferían gritos exigiendo su dinero, exigiendo que el director del espectáculo, saliera a escena y diera explicaciones, Edward se levanto y se dirigió por el pasillo central de butacas, hacia el escenario, como hizo anteriormente. Cuando su pie se poso en el primer escalón oye una voz que le llamaba, se giro justo a tiempo para ver como la paloma, aun con el reloj colgado de su pata, volaba directa a su cabeza, con el tiempo justo para agacharse, logro esquivarla.

Cuando recupero la postura y encamino su mirada al escenario, oyó otro golpe seco y vio el perchero tirado y justo a su lado, estaba ajustándose el bombín, el hombre del traje gris con rayas blancas.

- - ¿Que ocurre Comisario?

- - ¿Cómo? Su compañero se ha suicidado delante de toda la sala y pregunta que ocurre

- - El aviso de que iba a hacer y en sus instrucciones nos cito en dos días

- - ¿Pero él ha hecho algo así antes?

- - Nunca me dice que hará en cada espectáculo y la verdad lo he visto realizar hazañas que nunca habría imaginado, pero lo de hoy me descoloca bastante, aun así, tengo fe en el

Edward frunció sus cejas, se dejo llevar por el misterio que rodeaba a esa noche y se giro al público

- - Por favor, abandonen toda la sala, si hay algún médico o entendido en medicina que se quede y también si hay algún periodista, que por favor se quede.

Los que aun, quedaban clavados en sus asientos, comenzaron a levantarse y a marchar, muchos conservaban una tez blanquecina, incluso algunos necesitaron que otros les ayudaran a caminar, cuando la sala se vació, solo quedaban dos hombres sentados en sus butacas. Edward se dirigió al que le pareció más maduro, le miro como esperando que tuviera un remedio para el cáncer, el hombre se dio por aludido y se levanto, vestía un traje completamente blanco, llevaba el pelo engominado hacia atrás y un fino bigote sobre su labio.

- - Me llamo Jack Ripper soy cirujano

Edward miro al otro hombre, más bien muchacho que se había quedado en la sala, este, tenía un aspecto más humilde, como lo delataba su aspecto, su traje, elegante, pero pobre, se le notaba nervioso, tal vez la situación lo superaba.

- - Trabajo para el Journal Diary –apenas balbuceo-

Con un movimiento de mano Edward indico a Jack que se acercara al escenario, miro al muchacho y dijo

- - ¿Cómo te llamas muchacho?

- - Marvin

- - Está bien, Marvin, quiero que escribas lo que has visto aquí, todo, desde que compraste la maldita entrada hasta este preciso momento y que lo publiques, ¿entendido?

- - Pero yo …

- - No quiero excusas, siempre andáis buscando noticias y cuando las tenéis ¿vas a ponerme excusas? Sal de aquí y haz lo que te ordena un agente de la ley

Marvin salió corriendo del teatro sin advertirle a Edward que él era el chico de los recados del periódico, Jack que hacía rato estaba al lado de Edward, carraspeo sonoramente.

- - Eh si, esto, Doctor Jack, ¿puede? ¿Podría certificar la muerte?

- - Señor oficial, no necesita de mis servicios, se ha disparado a la cabeza

- - Si, lo sé, lo sé, pero puede, es un mago, puede ser un vulgar truco, no sé, tómele el pulso, usted tendrá más credibilidad que yo

Un suspiro de resignación acompaño a Jack mientras se agachaba para tomar pulso al más que evidente cadáver, puso sus dedos índice y anular en el cuello del cadáver y comprobó por sí mismo, que delante de ellos solo se encontraba un cadáver mas, miro a Edward y con un movimiento de cabeza le indico que estaba muerto, Edward palideció aun más si cabe y clavo su inexpresiva cara en el hombre del bombín.

- - Solo podemos hacer lo que él dijo, esperar

Tras oír eso, Edward se dio la vuelta y comenzó a bajar las escaleras de una forma desganada y de la misma forma dijo.

- Hare que precinten el teatro para que no entren curiosos, usted se quedara velándolo y algunos de mis hombres también estarán con usted, Doctor Jack, gracias por su colaboración, puede retirarse, nos vemos en dos días señor …

- - Creo, Tom Creo

- - Hasta dentro de dos días

Y la puerta que se cerró tras Edward sentencio ese día de locos, a la mañana siguiente, como Edward aseguro, el teatro estaba totalmente rodeado de policías, Marvin, hizo bien lo que mejor sabia hacer, le conto todo lo que vivió al redactor jefe de su periódico, así que esa mañana ya media ciudad, estaba enterada de lo acontecido la noche anterior en el teatro y casi media ciudad se arremolinaba en los alrededores del teatro, ansiosos por saber si era cierta la historia del hombre que desafiaba a la muerte.

Edward visito el teatro varias veces para comprobar que todo seguía igual, aunque los hombres del interior tenían el deber de mantener la calma en el lugar, también los puso hay para que vigilaran que no sustituían al cadáver por un doble, o para evitar cualquier fraude, el hombre seguía justo como cayo, sobre su lado derecho, con el revólver a poca distancia de su mano derecha, la sangre que rodeaba su cabeza ya estaba seca.

Tom deambulaba por el teatro, no lo había abandonado, ni pensaba hacerlo, pasaba las horas allí, observando como la carpa nadaba entre raíces, hablando con alguno de los policías, hasta durmiendo en alguna de las butacas.

Ese primer día transcurrió con toda la normalidad, así como la noche, el segundo día fue distinto.

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