21 de noviembre de 2009

The Last Man

Mírame, sigo aquí, mirándote, pensando que no hay otro lugar mejor que tu regazo, que sentirme perdido entre tus brazos y no en la isla, sin necesidad de orquídeas para salir, usarte como mi Arkham personal, para recuperar lo poco que queda de mi salud mental, como un extra preocupado, intento llamar tu atención en esta escena, en la que no hay cuerdas de piano atadas a dedos, pero si están tus dedos atados a la cuerda de mi vida, como si fuera un títere, sin memoria a largo plazo y sin cámara de fotos para recordar, tendría que clavar mi mirada en ti, para no olvidarte y así quedarme, clavado, como un espantapájaros seco, que apenas puede defenderse de los cuervos, tal vez, si me hundo delante, veas que no queda nada detrás de mí, que soy como Othar. Que no como corteza, mientras te prometo que falta poco, que estoy creando una historia que contar, que conseguiste envainarme, no como Tomoe, acabando con la lluvia de sangre, que no necesito mas placas de vidrio con manchas rojas secas, ni mi silla de barbero, que puedo guardar la hoja oculta que sigue mi credo y ahora solo quiero que al levantarme, estés ahí, dormida o despierta, pero ahí.

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