3 de febrero de 2010

Creed, Epílogo

La estación de tren estaba cerca de su casa y su maleta pesaba poco, por lo que decidió ir andando, había sido un viaje tranquilo, lo paso sentado dibujando una de las ventanas del vagón, continuaba envuelto en sus pensamientos cuando inquirió en que había llegado a su calle, aunque le quedaba camino hasta el numero tres de Valdrian St. Se acercaban las 16:00 de la tarde y todo estaba como lo dejo, los naranjos apenas tenían hojas, algo normal en otoño, algunas crujían bajo sus pies al caminar sobre ellas, no había ninguna clase de movimiento en la calle, eso le tranquilizo, llevaba demasiada tensión acumulada, solo deseaba poder pasar tranquilo unos días en casa, era en ese momento cuando si empezó a gobernar en él la impaciencia, aligero el paso, sus ojos recorrían los números de las casas, como si fuera la primera vez que estaba en ese vecindario, con inquietud, nervioso, solo contaba hacia atrás, diecisiete, dieciséis, quince, su trote se torno en una carrera, las hojas secas se levantaban a su paso, el poco peso de su maleta era insignificante, la impaciencia recorría su cuerpo en forma de adrenalina, con su mano vacia, sujetaba su sombrero, once, diez, nueve, aunque si hubiera caído, no habría girado para recogerlo, seis, cinco, cuatro y por fin el número tres de Valdrian St, subió los cuatro peldaños que le separaban de la puerta hurgando en el bolsillo interior de su chaleco, buscando la llave, para cuando estaba delante de la puerta ya estaba encañonándola con ella, no tardo en estar dentro en el recibidor de su casa, se sintió aliviado, dejo su sombrero en el perchero que tenia a la entrada y la maleta a los pies de este, cuando recupero la compostura, noto como se le colgaban de su cuello, era Marie, su esposa.

- Estaba muy preocupada, salió en el periódico ¿estas bien?
- Claro, estoy aquí delante de ti, cariño
- ¿y Leonard?
- Está bien, lo deje en la estación, supongo que estará de camino a casa
- No volváis a hacer nada así, por favor. Te quiero Thomas
- Yo también Marie.

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